Tercetos encadenados

Sin embargo la estancia
prolongada en cuidados intensivos
no pudo domeñar su petulancia

 

Esta realidad
es muy pesada a veces, aun soñando,
seguro que son gajes de la edad.

Es que no sé hasta cuando
piensa una en un futuro promisorio
a veces el futuro va menguando.

No espero ya un tenorio
ni alcanzar una meta de excelencia
tan solo me ilusiona ir a un jolgorio.

Viajar es experiencia
que siempre ha sido grata, edificante,
elijo ese futuro de excelencia.​

 

Debes tener paciencia…
de seguro respondes que hasta cuando
¡Pues hazlo!, no te pierdas la experiencia

 

Porque sigo remando
en esta vida llena de penurias,
callos, nunca alegrías, voy ganando.​

 

No comemos perdices.
La vida es alegría y es trabajo,
y nuestra unión se pinta en mil matices.​

 

No vayas por la izquierda
no es difícil Gran Bretaña olvidar
tú provocas que mi entereza pierda.​

 

Recuerdo que juntamos nuestra luna
atada justo al centro de tu pecho,
y hoy duerme junto al sol sobre su cuna

 

Me separa un estrecho
que es imposible de cruzar, amor.
Así, nuestro divorcio doy por hecho.​

 

A veces los caminos del temor
transitan como nave en la tormenta,
dejando larga estela de dolor

 

Dice que en la tormenta
de pasión, lo arrastró la mala vida.
Se quedó sin amor y lo lamenta.​

 

Por las sendas inciertas de esta vida
he encontrado que aquí no hay recompensa
y debo devolver en su medida

 

Paseando por la calle La Victoria
perdí todas las llaves, y el dinero
caramba que traiciona la memoria

 

Con todo el mundo a mano
estaba, siendo joven en la vida.
Ni la mano funciona ya de anciano.​

Ufff...

 

La lección aprendida
es solo una ilusión en mis recuerdos
entonces, ¿para que sirve esta vida?

 

En este mundo hay tantos desacuerdos
que la gente hoy respira desconfianza
caminando algo locos, y algo cuerdos

 

Mantengo la esperanza
al fondo de la caja de Pandora
la humanidad no frustra mi confianza

 

No tengo en este mundo, prisa ahora
hoy quiero respirar, ver su belleza
y buscar los caminos de la aurora

 

Brindaste, con presteza,
dos versos de once y uno muy larguito.
Es normal, no perdiste la cabeza.​

 

Hay algunos momentos
que el tiempo diseñó para el olvido.
Y hay otros que merecen monumentos.​

 

Siempre había creído
que hallaría el amor y no dudaba,
paciente te esperé, mi amor querido.​

 

En medio del silencio yo pensaba
que receta del amor aun no existe,
pero huele como yo imaginaba.