Testamento de un poeta

No quiero que me inmortalicen en la piedra
tan fría, que apesta,
que lo hagan en la boca de los que cantan,
en los suspiros que saben a dolor,
quiero estar en las frentes de los que piden
y no lloran,
que no me pongan en la plaza, junto a la iglesia,
que me dejen en la risa del que es niño
y en tus manos,
quiero reposar en cada línea de tu palma,
y dormir por las noches cerca del suelo,
junto a tu respiración...

Cuando yo me muera
diles a las gentes que no me olviden,
que griten mi nombre hasta quedar roncos
y apagar el ruido del trafico,
diles que les amo
y que me voy triste...

Que hagan de mi pelo,
mantas y alfombras,
que hagan una trenza infinita
que prenda al mundo por su cintura,
quiero que mi voz la repartan
a los pájaros
para que vayan a la ciudad
y la dejen sorda con sus trinos,
y que mis ojos los pongan
en la Gran Vía
para que nunca sea de noche.

No quiero ser escayola barata,
que no vuelvan de cal mi rojo corazón
que late siempre, aún hoy,
quiero que me acomoden
entre los amantes,
en los troncos de la chimenea,
quiero entrar en tu pecho
aflautado y enfermo
para curarte,
quiero seguir aquí
en la espalda de todos,
en la frente del sol,
no me entierres tan pronto,
quiero aún gritar que te quiero...

 

el día que te mueras sin duda va a ser triste porque la poesía también va a morir un poco... tienes mucho talento...

 

Gracias.............es muy lindo lo que dices....
un abrazo