Tiempo y ciencia

El tiempo, una roca en la meta de la ciencia.
La ciencia, un fuerte dolor de huevos en la madurez del tiempo.

La ciencia ensambla su vitraux de teorías,
un collage perfecto, una amalgama escolástica
de alientos
.....y
¡eurekas!

El viejo tiempo
con su traje arrugado de años
.....y
su boca
de molares de ácido

almuerza

los naranjos de ombligo,
la leche y el queso, el rosbif
y el macerado vino de jerez;

y excreta
manchas de humedad

más creativas

que las vivas sombras
proyectadas
tras una lámpara.

El viejo tiempo
con su bastón de siglos,
de un golpe, sacude
las construcciones de la ciencia.

Hunde Pompeyas, Sodomas
y Gomorras…

Derrumba imperios
y saquea sus fortunas.

La ciencia fusiona átomos,
informes y técnicas…

En su trayecto
electrocuta a un perro para conocer el rayo,
desvirga hiroshimas,
hace un colador de la capa de ozono,
nos percude con el smog “ ya no sale
ni lavándonos la cara a la mañana”…

En las peleterías
hace un tapado con la piel de los visones,
con los cocodrilos un par de zapatos,
con los elefantes un piano del barroco “¿qué
hubiese sido de la música de Bach sin él?”,
con las ballenas un costoso ungüento.

Mientras tanto…

El viejo tiempo
sigue en las andadas de
una terca idea del Cretácico-Paleógeno.

Su meta es de hacer de nosotros
cenizas
lo mismo que hizo de los dinosaurios.

Pero lo más importante es que
en todos sus años
.................ni uno.......................ni el otro
pudieron descifrar una simple incógnita;

por ejemplo:

¿qué asentamiento,
lugar
.....o
espacio
ocupa
el desaparecido
corazón del hombre?

 

Odio el determinismo. Buenas letras Danie, saludos.