Tiempo

La mañana parió obscuridad
hasta que el simple recuerdo
de tus ojos viéndome
iluminaron el resto del día.

El trajín del día
era una pequeña batalla
distracciones que ocultaban
los instantes de tu sombra
que me acompañaron
en todo sitio.

Para el medio día
las sonrisas del café
con medias lunas
y algo de crema
disimula el amargor
de estar solo
en medio de un atestado
estarbuck.

El final de la tarde
escondía en los rincones
insectos y ratones
vicios paranoicos
y miedos incesantes
...
más te pensaba
extrañando
y el alma
ganaba cien kilos
de barro
y de miel
cuando mi mano
resbalaba
desde tu cintura
al paraíso
...
y despertaba
mi conciencia en el piso
hurgando
los rastros de tu rabia
en mi espalda
allí
donde tus mordidas
quedaron grabadas
y aún permanecen
fragmentos de tus uñas
...
y ahora
tus caricias saben
a telarañas
sobre viejos pianos
y partituras
ajenas...

seguiré tocando
nuestra canción...


Chao Lola - Juan Fernando Velasco.


Aunque no sea conmigo - Enrique Bunbury