TIENDA DE ANIMALES

Esto es una señora
que se dirige a la dependienta
de una tienda de animales
para quejarse
de que su GATO
no viene cuando lo llama,
rara vez se deja acariciar,
no le hace la suficiente compañía,
es demasiado huidizo,
y ni si quiera se queda en la puerta
para defenderla de los posibles peligros.
Por último le matiza
que lo que más le ha sorprendido
es que jamás lo escucho ladrar.
La dependienta impresionada
le explica
que quizás cuando lo compró
debería haber pensado
en comprar un PERRO
en lugar de un GATO

Y así es como yo me siento a menudo con la mujer con quien convivo.