Tierra de refranes

Vivo en una tierra
cansada de silogismos y teoremas,
pero no de refranes;
en la que casi nunca se reza
pero mucho se peca.
Y cuando a alguno le da por rezar,
el resultado de su partido
es de uno a uno,
marcador que aunque alcanza
simple dúo de unidades,
nunca es menos que un dos a dos,
ni le gana a un pizarrón en ceros.

Vivo en una tierra
abandonada por los
oros que no brillan;
aquí, la búsqueda de cofres con monedas
reemplazó a la de virtudes humanas,
y la valía de las gentes
se mide en razón
del apellido de sus parientes;
llenos los bolsillos,
nadie ha dicho que decentes.

Vivo en una tierra
donde los corazones dejaron de sentir
lo que los ojos no les permiten ver;
esta ceguera conveniente
no es más que un pretexto,
por el egoísta ingeniado,
para caminar la ruta
sin tener que mirar a su lado;
prefiriendo la soledad -según dice-
antes que ir mal acompañado.

- G. Arroyo, 30/Mayo/2011 -