Tijeras del espanto-.

De mi mismo barro,

costilla arada, sucinta,

cristalizada cruz, tijera

de espanto, tesoro derruido.

Allí, en la implacable lontananza,

destruyendo los improbables horizontes,

amurallados los pistilos, acorazados estambres.

Humus insensible, niebla harapienta,

cáncer del trópico, o leche eterna hastiada

de su significado elemental.

Por territorios inhóspitos, buscando:

mármoles incesantes, nervios constituidos,

derrumbados hitos, metódicos ataúdes.

Allí, donde aumentan los iris, donde crecen

los ojos y su neblina poderosa, la onceava unción

de tu príncipe y su cenicienta.

Pisando cristales, arenas incandescentes,

esquilmando los laterales de los campos ausentes,

diezmando sus sustitutos recolectores.

De mí mismo, barro o fango,

colector emulsionado, agua enfangada,

viento, aire, devastados por los tronos

derrotados-.

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