títeres 8 (De títeres y marionetas)

De títeres y marionetas




Espejo del alma oculto en la oscuridad,
de nuevo te necesito hablar,
las marcas del hilo convertido en cadena:
de nuevo me hablaran.

Allí estas dominado por el odio,
atrapado por el miedo,
por las armas subyugado,
por los hilos controlado.

Se ha partido tu habla,
destrozado tu alma;
de beber una lagrima,
de soñar penosas animas.

Tu muerte en vida y control,
el temor a la desolación:
todo en mi pasado interior
retumba cual tambor.

Pero el mismo que te dio alas
y corto tus ataduras,
viene a salvarme con su sonrisa,
un nuevo espejo, que me mira.

​

 

¡Hola, Sebas!, ¿cómo estás? Tiempo hacía que no venías...

Te diré lo que he asociado con tu sombrío poema: me imaginé a un hombre solo que es víctima del insomnio una noche, mira la pared ajada de su pieza y en ella ve esa figura que ilustra tu poema, donde las líneas de las grietas en la pintura esbozan una gigantesca mano que sostiene un títere que parece ahorcado por los hilos, donde algún niño o quizás el mismo hombre tuvo la idea de poner una única nota de color pintando el corazón; el hombre ve en esa figura una representación de su aciago destino, y se dirije a esa mano como quien se dirije a un crucifijo en la pared, increpándolo por las penurias que soporta: nace tu poema.

Por supuesto, no creo que el escenario que imagino corresponda a la realidad, pero me ha servido para darle a tus versos su relieve existencial.

Algunas cuestiones de ortografía:

Espejo del alma oculto en la oscuridad,
de nuevo te necesito hablar,
las marcas del hilo convertido en cadena: (eliminaría los dos puntos finales)
de nuevo me hablaran. («hablarán»)

Allí estas dominado por el odio, («estás»)
atrapado por el miedo,
por las armas subyugado,
por los hilos controlado.

Se ha partido tu habla,
destrozado tu alma;
de beber una lagrima, («lágrima»)
de soñar penosas animas. («ánimas»)

Tu muerte en vida y control,
el temor a la desolación:
todo en mi pasado interior
retumba cual tambor.

Pero el mismo que te dio alas
y corto tus ataduras, («cortó»)
viene a salvarme con su sonrisa,
un nuevo espejo, que me mira.

abrazo
Jorge

 

Aunque para serte sincero no he encontrado fácil la comprensión de estos versos y su relación con el tema propuesto, asunto que seguro se debe más a mi espesura mental que a otra cosa, te diré que, en cambio, sí he encontrado en ellos bellleza y lirismo.

Destaco la estrofa con la que terminas:

Pero el mismo que te dio alas
y corto tus ataduras,
viene a salvarme con su sonrisa,
un nuevo espejo, que me mira.
​

Cordiales saludos.