Todas las calles llevan a Roma

Llámame como se te antoje
que tengo varios nombres
que cambian según su pronunciación,
si alguna vez me has conocido
o nos miramos de frente
clávame un cuchillo en la mente
y ven conmigo a la diversión.

Miénteme y dime que no has querido
a ningún desconocido
como me has querido a mí,
despídete de mis ayeres
y afírmame que puedes
amarme un poco así.

Todas las calles llevan a Roma
y los lunares hasta ti,
los pensamientos que no se borran
dejan lágrimas de marfil.

Todas las calle llevan a Roma,
y los amaneceres sin dormir
llevan los placeres de la alcoba
a las ganas de vivir.

Que nunca te pidan
que quieras sin querer,
que nunca te fíen besos los que no aman,
que sepas esperar y conocer
lo que es bueno aunque pase la mañana.