Todo se lo lleva el Viento

La piedra en la cima de esa colina
que cae, arrollando a su paso las flores.
El aire lleno de la simiente, del polen
y del sueño que guardaba la azucena.







La ola que, cuando sube la marea,
engulle vorazmente ese castillo,
trunca la ilusión de ese niño
y devuelve mar adentro la arena.






Ese pedazo de papel con letras impresas
aferrado fuertemente al matorral, que el Viento
zarandea sin piedad, y arranca del arbusto
el papel, y del papel echan a volar las letras.






Como dijo el hombre, el verso y el poema,
“Las palabras se las lleva el Viento”.
Yo añado (creo que está incompleto)
Todo depende del Viento del mañana.






Porque... no arrastra solo palabras, el Viento.
No... No arrastra sólo palabras, compañero.






Erosiona los grandes imperios,
hunde oraciones bajo el agua,
Mueve, tenaz, montañas de arena.
Se lleva padres y deja huérfanos.










Lo hace sosteniendo el reloj del tiempo con su diestra
y manejando con la zurda los hilos de la muerte.
Hace una pausa. Señala, y dice: éste.
Y acto seguido corta el hilo de la Parca.






¿Qué hace el Viento con nuestra alma?
¿Qué? ¿Añade el hilo al Universo?
¿Va parar a otro sitio, a dar vida a otro cuerpo?






Reflexiono tumbado en un prado, a la sombra.
Miro cómo el Viento se lleva rima y verso
hacia el Sol moribundo que agoniza en el