Tomé a el día entre mis brazos.

Este día se acaba
como ondas concéntricas del centro a las orillas
de la piedra que se lanza sobre el agua.
Este día que se acaba,
se digna en terminar comprendiendo que ya no existe,
que quizá nunca existió y tomándome de la mano
con máscaras divagantes persuadidas
nos sentamos viendo el sol ocultarse.

Le pregunte a el día si sabía que cuando acabe la luz moriría
desde el alba este es mi objetivo, me respondió,
y tomando a el día por los hombros,
consolé sus últimos momentos con la luz de sol de frente.

El día se fue, mis brazos quedaron vacíos
pájaros confundidos por el viento
si el día muere, viene el sueño
y con el sueño viene:
resplandores de armaduras de plástico,
espaldas amplias de cartón-piedra,
corazones de suave gamuza
nalgas percudidas de blanqueo colorante
y narices de payaso parapléjicas.

Mañana volveré a ver a el día,
volveré a tenerlo entre mis brazos
despediremos juntos a la luz del sol
y siendo otro, seguirá siendo el mismo
y morirá otra vez
y con él, yo también muero un poco.

 

Muchas gracias Luz, mucha absenta para mis amargos recuerdos. Salud.

 

Un poema maravilloso, creo que morimos a cada rato a veces más lento que otas veces. Como me ha gustado los últimos dos poemas que le he leído este en particular tiene mucha nostalgia y es por eso que lo hace bello. Nunca se pierde la esperanza al menos eso creo. Tantas cosas que traen los sueños hoy se está borrando uno de los míos, así lo siento. Lo veo salir por la ventana y presiento que no va a regresar.

Besos con el olor a ron

 

No atrape sueños Guadalupe, solo vívalos.

Abrazos.

 

Grata lectura a sus certeras lineas poeta, que motivan a vivir un día tras otro.Aplausos