Tomó mi mano y juró venganza XXIII

La escena se veía en cámara lenta a causa de la adrenalina: Los proyectiles de AT4 HS y Al 100 volando en dirección de una turba que en un primer momento no entendía el porqué del sonido peculiar. Después un impacto sónico y tectónico, mis hombres se prepararon para continuar cercenando al contingente enemigo.
Las ordenes verbales estaban fuera de lugar y más aún por el sonido del helicóptero. El aparato se dejaba ver entre la marabunta de personas que sorprendentemente seguían llegando.
-Son pobladores, algunos de estos gatilleros viven en la comunidad.
Teníamos un problema serio. Si continuaban llegando más personas para servir de carne de cañón nos veríamos copados.
Nuestro titubeo sirvió para que el helicóptero por fin terminara su preparación y empezara a elevarse. No podíamos dejar que se fuera.
Aún en mi avidez por detenerlo, sabía que si desviaba el curso de los disparos hacia la aeronave, los gatilleros nos harían carne molida.
En mi interior rogaba que los sargentos RS y ML entendieran la situación y dispararán con el tino suficiente como para dañar el aparato antes que se separara del suelo.
De todo lo que podía salir mal... Había algo que tendríamos que evitar. Y era precisamente que el aparato ganara altura y luego se desplomara entre los gatilleros y nosotros.
Ya estábamos disparando a quemarropa y aún así no disminuía el contingente. Era penosamente obvio que su misión suicida era dar salida al helicóptero. Mis hombres y yo ya parapetados disparábamos por nuestras vidas. Éramos superados en numero y armamento.
[FONT=Verdana]Un contingente cayo a mi vera. Al ver su rostro de cerca, ojos vidriosos, respirar por la boca, ese andar errático y su aparente inmunidad al dolor de los impactos me dio a entender que estaba drogado. Quise poner atención a los demás gatilleros, pero preferí enfocar mis sentidos en derribarlos y seguir vivo, que analizarlos. [/FONT]
[FONT=Arial][SIZE=4][FONT=Verdana]Los disparos de nuestros hombres desde el exterior se hicieron perfectamente audibles. [/FONT][/SIZE][FONT=Verdana]
[FONT=Arial][SIZE=4][FONT=Verdana]Llegó un segundo destacamento, que cediendo a la adrenalina dispararon a la nave ya cuando esta superaba los dos metros de altura.[/FONT][/SIZE][FONT=Verdana]
[FONT=Arial][SIZE=4][FONT=Verdana]La mayoría de los gatilleros giraron sobre sus talones y dispararon en la misma dirección. A gritos y señas ordené a mis hombres que se cubrieran.[/FONT][/SIZE][FONT=Verdana]
[FONT=Arial][SIZE=4][FONT=Verdana]La nave empezó a girar descontroladamente, haciendo pasar el rotor de la cola peligrosamente cerca de paredes y suelo.[/FONT][/SIZE][FONT=Verdana]


[RIGHT][COLOR=black][FONT=Times New Roman]©®Todos los derechos reservados bajo el nombre de Jorge de Córdoba, Barak ben Asís, Cesarfco.cd[/FONT][/COLOR][FONT=Times New Roman][/font][/RIGHT][FONT=Times New Roman][/font][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT][/font][/FONT]

 

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[B][COLOR=green]Puf....¡como esta la cosa...!Superinteresante y peligrosa.[/COLOR][/B]
[B][COLOR=green]Un placer, César[/COLOR][/B]
[B][COLOR=green]un abrazo[/COLOR][/B][/font][/font][/font][/font][/font][/font][/font][/font][/font]

 

Gracias Rosario por seguir con celo este relato.

Un abrazote.