Tras salir de la planta de psiquiatría

Hoy me han liberado, una vez más,
de la prisión de dos pasillos,
de la monotonía de las paredes
y de las habitaciones frías,
donde la risa es un tesoro
y la compañía de gran estima.
Allá dónde el tiempo no pasa,
pareciendo los minutos horas
que se convierten en semanas
y los días en meses
que cumplen la condena
de un crimen inconfeso
que nadie ha cometido.
Allá dejo
realidades que no cuento,
por no herir el presente
con pasados que sólo yo he vivido.
Realidades
de sensaciones,
que casi olvido,
de hechos cometidos,
y de la soledad más grande
que mi mente ha concebido.
Ahora me siento más entero,
hasta unos cinco kilos he cogido,
camino más erecto
e incluso, si quiero, me centro,
y ya no siento el universo
tomándome de sacrificio.
Por una causa noble, admitía,
pero a costa de todo,
de todo,
de mi vida.
Allá se quedan las sábanas secas
que dejé,
pues no he llorado
a costa de no darme pena.
Supongo que porque me sale lo guerrero
cuando muere el poeta.
El peso de mi mundo, y no otro,
siento ahora,
una realidad extraña si se cuenta
pero mía,
al fin y al cabo,
mi realidad,
pues no tengo otra.

 

Celebro pues, este poema que le ha permitido reencontrarse así mismo... más allá de la propia adversidad personal, de quién escribe. Todos pasamos por lo mismo, compañero.
Cordialmente:

 

Gracias por tus cordiales palabras, Iván.
Celebro yo tu compañerismo.

Un saludo.

 

Un poema con fuerza.

Kiss destroyer

 

Gracias por tu apreciar, Lluna.

A relaxing kiss for you.

 

Saber reconocer verdades, siempre es positivo, y más cuando de uno mismo se trata.
¡MUY BUENO!
Shalom colega de la pluma