Travesía / Img. 4 / marzo / 2025

Avanzo por el desierto

y de repente

hielo y nieve se interponen,

¿por qué no alcanzo la mar?

Un suelo resbaladizo me demora,

así no podré llegar…

Falta tan poco y no obstante,

mi empeño de caminante,

solo es ilusión, ya es hora:

tanto esperar por la aurora…

¡Quiero verla despuntar!

Cielo de oro, malva y rosas

sobre la escarcha derrama

diminutas mariposas:

caleidoscopio que muta

con cada gota de ruta

y es un surco colorido rumbo al mar

-como estas lágrimas mías-

¿por qué no puedo llegar?

Un fresco viento marino

mueve dunas y destino

y presiento a cada instante

que hay un barco en la bahía

como ayer tras el levante

que entibia la arena fría,

mientras se hunden mis tobillos

entre médanos y nieve

y en la playa

la ola me abraza y embebe

y mi sueño se evapora

con la niebla cegadora

¿o ya he alcanzado el velero?

Tal vez soy un pasajero

y comienzo a navegar...

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En los sueños los cambios de escenario son fantásticos. Un beso, Maygemay.

 

Muchas gracias, Vampire por la lectura y la interpretación del poema.

 

Muchas gracias, Alde, por la lectura y tu grato mensaje. Saludos cordiales.

 

Muchas gracias, Bel, por la lectura y tu agradable comentario.