Tren.

Pasa el tren acariciando la luz de la tarde,
tenue,
en ocasiones sólido,
diluyendo las vías de regreso.
Alguien ojea rápidamente un libro.

El sol cómodo recargado en su mejilla piensa.
Mientras tu mirada de cielo,
se distrae reteniendo el tiempo,
dándole carbón a las sombras del camino.

Toda tú figura de música hasta tus oídos sordos.

Tus panderos en las piernas,
tu vos formando nubes,
los lentes obscuros,
tu falda a cuadros,
pequeños zapatos negros.

Sonidos de ruedas de metal que atraen polvo y arena.
ritmo de fe etérea,
se levanta por los cielos amarrada de las ventanillas.

As jalado de la cuerda con tus brazos de vapor
hasta que en la noche,
sola en la estación intacta duermes.

De tu boca la existencia o los montes sin rieles,
de mis ojos polillas que rondan tu cuerpo,
que viven sin saber que tus labios están atrás del puente.

 

Embarcando mis sueños a otra estacion... Un gusto leerte