Tres estrofas para una doncella triste

I.

Esas cadenas pesadas y coaguladas

Que arrastras por la piel

Reminiscencias de rencores impropios

Y odios inexplicados

Debes quitarte, amor mío

Mira tu sangre

Mira tus cortadas sin coartada

Y esas angustias espontáneas

Que te llevan sin retardo al carajo.


II.

No te vayas de la vida

Espera un minuto

Un ratito

Un no sé cuántos otoños

Pero no te vayas aún

Que ya te coroné

Con mis esperanzas desérticas

Y las calaveras azules

Ya te lloran porque no te dejas ver.


III.

Eres el rumor humedáceo de la tarde

Eres lluvia-forestal

Que me besa el fondo de mis almas

Y las grietas de mis venas,

Una inusitada anatomía cristal

Y un complejo elixir de dolor inmortal.

Eres cientos de páginas sangradas

Esperando a gritar lo que sienten

Y el silencio dorado

Siga siendo su enemigo último.

 

Bello poema de amor-desamor con un sutil sabor agridulce que me gusta mucho. Un abrazo amigo Velkolkof. Paco.

 

Curiosamente fue mi forma de motivar a alguien, pero igual gracias:'v

 

Lo siento por lo de las mayúsculas, pues acostumbro regalar mis poemas a mano y hago la primer letra estilo fuente barroca para que se vea más estético y personal, y lo de humedáceo... se me quedó eso de inventar pequeñas palabras, desde que empecé con el ultraísmo

 

ese amor que ata y hace con nosotros mucho daño... te entiendo a la perfección.

PD hay exceso de mayúsculas.

Saludos