Tu cuerpo.

Las flores vieron deleite en Hera al esculpir tu cuerpo,
lágrimas derramadas por Afrodita al contemplar tu belleza pura,
y admiración en Cronos cuando te recompensó con la eterna juventud.

Agraciado cuerpo que desencadena lujuria,
curvas infinitas cinceladas con provocación,
cabello dorado que realza la pasión.

Dispuesto ante mí me siento elegido,
el placer de observarlo se transforma en ansiedad,
excitación que me consume y desespera.

Lo poseo con apremio y ardor,
lo atrapo, devoro, saboreo de forma irrefrenable,
soy un hambriento insaciable de tu cuerpo.

Al penetrarlo formo parte de tu belleza,
me siento exultante, poderoso, privilegiado
y derramo mi placer en ti gritando mi dicha.

¿Mi dicha o mi castigo?
No sé qué me supone cuando comprendo
que su presencia me hace ser tan vulnerable.​

 

Un hermoso poema, conmovedor, bonito, lindo, muy bello.

 

Jorge, gracias por dedicar unos minutos a leer y comentar el escrito.

 

Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

Pablo Neruda