1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Tuyo

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por lordmercury007, 25 de Octubre de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 326

  1. lordmercury007

    lordmercury007 Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    3 de Julio de 2009
    Mensajes:
    54
    Me gusta recibidos:
    3
    Tuyo, un vacío en lo que me envuelve, en lo que me adorna, en las cosas transitorias, en la levedad insoportable de mis latidos, en todo reside, esa esencia, la tuya, incluso en la negación, en el letargo de mi sensación que perpetua una aleación de cúmulos y limbos, en las razones impensadas que densan la niebla de mi mente.
    Es el universo flama inextinguible de perfección, todo está sujeto a una ley, sea esta conocida o creída imposible por su inexistencia, y si, creemos ser los dueños de todo, pero de nada somos ni de nosotros mismos, pues obedecemos a fluctuaciones de energía cíclica que perturban todo cuanto pretendemos racionalizar ajustándolo a razones inocentemente creadas por nosotros mismos.
    Como podría negar mi esclavitud, si hasta la mano tiembla cuando atento contra tu existencia, cuando hasta la sombra huye y corre y te busca, asiéndose a rastros falsos de tu caminar, no, no rehúyo de mi condena, por momentos quiero pensar que no está ahí y me concentro tanto que un dolor inaudible me cierne las entrañas y me lleva las rodillas a la súplica buscándote en el cielo, en el vuelo de algún ave, en una ráfaga de viento, en un recuerdo vago traído por un vago aroma y en el sentir de pesadumbre que me invade cuando la inconsciencia abandono y acepto sin posibilidad de argumento en contra, que sigo siendo tuyo.
    Suelo acudir a pasajes de aquel pasado que evocado, siembra la tranquilidad por un instante para esfumarse al siguiente, aquella vida, una de tantas anteriores a ti, en que sin oler tu perfume, ni tocando tu silueta imaginaria, sabía de tu existencia y te buscaba, lo confieso, deseando no encontrarte, porque que sería de mi al saberte fija, inmóvil, aquí, en ésta época, en éste mundo, no, no podría saberte así. Deseaba anhelarte inalcanzable, llorarte y gemir tumbado en el suelo por la pena de no hallarte ante el suplicio de mi búsqueda, te buscaba definiéndote imperfecta, por momentos indeseable y a veces totalmente explorada, pero ausente, de mi vida, ajena a un tiempo relativo de mi paso por ésta circunstancia inconmovible llamada vida…te veía allá a lo lejos, distante, caminando por algún verde prado a la orilla de un río en una tarde de verano 1000 años atrás, danzando en los salones reales de una corte europea del siglo xv, versando tus vivencias a la luz de una vela infiel, te quería en el universo, como una onda de energía, de viaje constante.
    Y por designios de intermitente destino, de una caprichosa suerte, por conjugación de aquel deseo inquebrantable, apareciste ahí, materializando y concentrando en ti todo aquello que me extasiaba en versos, que me envolvía en sueños, que me atormentaba hasta el hastío, irrealizado, irrealizable, contradiciendo tu propia naturaleza con el simple hecho de existir.
    Y dime, como se supone debía de reaccionar, si te había fijado en el universo de lo inexistente, del anhelo perpetuo por lo jamás conseguido, de la naturaleza romántica de una ilusión que solo moriría al extinguirse mi vida y mi mortal suerte. Y dicho ha de ser, que esas leyes que tanto evoco, me hicieron presa de su juego y heme en la ruina de que imploro escape y resignación, aceptación y gozo, aunque estribe en el dolor y resida en la añoranza.
    Tuyo, como todo es de todo en éste mundo, en que brillan los soles cuando una semilla florece y se tiñe de grises cuando un alma parte, tuyo como la mañana es del deseo y la noche de alabanza.
    Y fue que me vestí de rayo para tu poesía y me torné en desierto para tus lágrimas que en mi absorbí hasta llevarlas a la misma esencia. Y fue que me volví estrella y fue que me volví lo incierto.
    Ahora, tras haber trasgredido tu quimérica naturaleza, me observas a lo lejos y me oculto y tu aliento sigue conduciéndose por mi aliento y avivando mi inconsciencia.
    Tuyo, si, puede que las lunas que nos cobijaron, recelen los pasos que por otras noches marcho, y reclamen el amor que ya había sido concedido y perece olvidado , pero así, así tendrá que ser, deshojando rosas, entregando amores, devolviéndote al fértil mundo del que emergerás de vez en vez y para siempre.
     
    #1

Comparte esta página