Un amor reflejo

Aprendí a vivir sin ti
porque me quedé viviendo contigo.

Había una vez una mujer
que amaba a una estatua
en cuyo interior –creía-
se escondía su amado muerto.

Le gustaba voltear al espejo
para descubrir el otro lado del reflejo
se quedaba horas conversando
con ese punto lejano y yerto.

Cuando el punto se transformaba en rostro
(en su mente parecía una gota
descorriéndose en un mar de sombras)
-Lloraba- era el mismo semblante del pasado
pero en sus facciones no estallaba
el amor dantesco que tanto daño
les había infligido con el tiempo.

¿Me amas? Le preguntaba al reflejo
Los ojos tiesos imitaban a un parpadeo
y con una voz parecida al cemento
Le respondía sin doblegarse.

Ella lo sabía,
Era la misma respuesta
burbujeando en su propia sangre.

Había una vez una mujer
que amaba a una estatua
reflejada en un espejo
en cuyo interior –creía-
se encontraba su amado muerto.

Tanto, tanto lo amó
que llegó un día,
en que al ver su propio cuerpo
le pareció tan cansado y viejo;
a diferencia de la imagen amada
Intacta al pasar del tiempo.


¿Me amas? Le preguntó al espejo
Ya lo sabía -musitó-
y se quedó dormida
-abrazando-
al amado reflejo.

El rostro del espejo sintió mucho miedo
sin su eterna amante, desaparecería
el orgullo cayó como un pájaro muerto,
con dedos temblorosos dibujó en el cristal:

ya no
te
siento

[TABLE="align: left"]
[TR]
[TD][/TD]
[TD][/TD]
[TD][/TD]
[TD][/TD]
[TD][/TD]
[TD][/TD]
[TD][/TD]
[TD][/TD]
[/TR]
[TR]
[TD][/TD]
[TD="colspan: 6"][/TD]
[TD="align: left"][/TD]
[/TR]
[TR]
[TD][/TD]
[TD="colspan: 2, align: left"][/TD]
[/TR]
[TR]
[TD][/TD]
[TD][/TD]
[TD="colspan: 2, align: left"][/TD]
[/TR]
[TR]
[TD][/TD]
[/TR]
[TR]
[TD][/TD]
[/TR]
[TR]
[TD][/TD]
[TD][/TD]
[TD="colspan: 3, align: left"][/TD]
[/TR]
[TR]
[TD][/TD]
[/TR]
[/TABLE]

La estatua comenzó a astillarse
Hasta dejar al descubierto
Al mismo rostro,
sin ese grande amor protegiéndolo.

Comprendió entonces, solo entonces
Las palabras de su eterna mártir:

“Aprendí a vivir sin ti
Porque me quedé viviendo contigo”

Había una vez una estatua
que amaba a una mujer….

Sara Montaño
Derechos Reservados

 

Un poema muy simbólico y metafórico, incluso invita a la reflexión en cuanto a la vida del hombre, la ausencia infinita que nos aborda, muy bella obra nos presentas estimada Sara, gracias por compartir, a pesar de todo existe esa calidez de la vida misma que nos abriga. Excelentes versos en estilo narrativo. Un abrazo.

 

Buenas pinceladas Sara.

No se puede vivir amando una ausencia.

Gracias por compartirlas.

Un abrazo.

 

ufff muy suave tus versos atan a su lectura
he disfrutado tu poesía,
gracias por compartir tu inspiración
estrellitas y merecida reputación.

 

Precioso escrito.. me recuerda un poco a Allan Poe... saludos poeta.