Un canto para mi Señora.

Era simplemente un paso,

un alerta,

una brecha que se abría,

la puerta era angosta, un frío glacial apareció de repente,

una bruma de espanto cobijaba un ambiente lúgubre,

seres fantasmales atravesaban mi cuerpo,

sus gritos de lamento eran insoportables,

alargaban sus manos hacia mi,

pedían ayuda que no podía darles,

sentía frío, una sensación de muerte que carcomía mi alma.

En esa gruta extraña estaba ese corredor de otro tiempo y espacio,

¿Que haces en la región de la muerte, dijo un ser extraño con olor a

alquitrán? este lugar no te pertenece aun, por ahora no, debes esperar,

la humanidad está en un proceso para transformar su vida plácida,

en un gigantesco ataúd, de muerte silenciosa,

ella busca desesperadamente a mi Señora dijo señalando a la Muerte que

estaba en una esquina de la gruta.

Miles de seres se veían caminar con un peso sobre sus hombros,

se quejaban, lloraban, pedían perdón a los cielos,

ellos habían sido indiferentes en vida en su ayuda oportuna al Planeta,

a nuestro hogar destrozado por la mano del depredador más grande: el

hombre. Ahora entendía el mensaje y su llanto pesado,

su grito de dolor y espanto, ahora nuestra vida está en el Umbral de la

muerte, se agoniza en colectivo esperando la tumba fría que viene del cielo.

Al amanecer, los cantos de los pájaros diluyeron mis fantasmas,

la puerta se cerró con un sonido sordo de ataúd,

era tan sólo un paso,

una brecha que se abría,

un principio,

un mensaje de alerta.

 

Sergio desde la primera linea cautivan tus letras ha sido un placer pasearme por tus versos y dejar un abrazo fraterno,