Un conejo callado

Un reconocido compositor argentino escribió una vez "el amor después del amor". Nunca supe bien que quiso decir, era acaso una referencia al dolor, un acercamiento al olimpo de dicho sentimiento, es decir, algo que lo traspasaba en todo su esplendor, o simplemente alude a la ausencia de todo amor.

Como bien dije, nunca supe que quiso decir, pero para que entiendan el porqué de estos pensamientos, voy a proceder a contar un poco de lo que aconteció hace algunos años.

Mi primera imagen de ella fue sentada de espaldas, fumando un cigarrillo y pensando en quien sabe que o quizás sin siquiera pensar. Al rato ya hasta me había presentado a Horacio, su compañero que se le había unido hacía un año según recuerdo, era un conejo callado, algo travieso y malcriado. Vestía una camisetita rayada roja y blanca y unos pantaloncitos cortos azules.

Ella no hacía más que vivir, que otra cosa más linda y sencilla se le puede pedir a una persona.

Cierta vez observe en un gato que tuve como mascota, que en las mañanas cuando salía al patio, examinaba todo como si fuese la primera vez, inspeccionaba cada rincón como si nunca lo hubiese visto y con la cautela de alguien que no sabe con qué se puede encontrar del otro lado. Ella, cada vez que nos encontrábamos caminando hacia algún lugar, se comportaba igual, olía las flores y observaba los árboles como si nunca hubiese visto nada igual.

Más de una vez le tuve que dar un empujoncito porque se había quedado parada en mitad de la calle, absorta con la caída de una hoja, contemplándola, empatizando en los esfuerzos que hacía la misma para no caer, o porque se había quedado hipnotizada con el vuelo de alguna golondrina que se acercaba aleteando presurosa al encuentro de su compañera incondicional.

Nadie mira siempre lo mismo todos los días, pero no nos damos cuenta, quizás sea por la rutina que nos hace percibir todo exactamente igual, como si cada día fuese un plagio del anterior, al fin y al cabo, si miramos para atrás, muy pocas veces recordemos haber vivido dos caminos diferentes al trabajo. Como dijo Don Juan en sus enseñanzas, miramos pero no somos capaces de ver.

En fin, ese aire despreocupado, o mejor dicho preocupado por la existencia, la hacía una mujer realmente atractiva. A pesar de que tal comportamiento producía muchas veces mi enfado, era realmente algo digno de envidiar: quien pudiera andar así por la vida, disfrutaría de ésta más que ninguna otra persona.

Ahora, ya algunos años después de aquella vez que la vi sentada de espaldas fumando un cigarrillo (mientras saco de la cuerda del patio mi bermuda azul, unas medias y una remera rayada que había lavado) pienso que es el amor después del amor, para mí solo es tomar algunas cervezas, fumar un par de secas y seguir con un par de wiskies, solo un par. Así transcurren la mayoría de las noches en este refugio impenetrable a prueba de bombas. Creo que no puede haber amor después del amor, creo que el mismo se extingue.

 

Cuesta asimilar que algo irracional llegue a dar sentido a tu vida y de la misma manera se apague, pero estoy de acuerdo. Aunque me viene a la cabeza un documental de la vida de Vinicius de Moraes, y de su imparable búsqueda del amor platónico en mujeres cada vez más jóvenes.
Tampoco encuentro el sentido de esas palabras en una canción tan luminosa como la que mencionas.
Grata y cercana la lectura de tu texto y lindo detalle el de tu gato redescubriendo lo conocido cada día. Un saludo y gracias por compartir.