Un día cualquiera

Un día cualquiera

A mitad de mañana
en la cafetería
observando la lluvia
que ama a los árboles
de la calle. No hay pájaros
entre las hojas, no hay
apenas gente
por las aceras. Veo
mi soledad mojada
este día cualquiera
de octubre a la intemperie;
empapada de lluvia,
besada por el tiempo,
ataviada de paz,
prendida a mis dos ojos
mientras yo vuelvo a verlos
y ya no estoy más solo,
pues todo vive
y lo que se murió está todavía
a nuestro lado. Siento
calor de tribu
oculta en su caverna;
la llama estremecida
por la racha del viento,
el amor de los míos
y el temor de los otros
y la noche con bestias
y la luz cada día
que es de nuevo el origen
del mundo. El gran asombro
que apenas articulo
en mi rudimentario
verbo o misterio o arte;
la magia de los hombres;
lumbre de lumbres;
sangre de sangres;
sueño de sueños.

Despierto y todavía
todo lo vivo y muerto
me acompaña en soledad
mojada por la lluvia
de un día cualquiera
de octubre. Y es difícil
pensar en la ciudad
que todo sigue aquí,
que esa caverna,
que aquellos muertos,
aquellas lumbres;
aquellos sueños
no han desaparecido,
sino que permanecen
detrás de este silencio
hecho con soledad.

 

Cro-Magnón.

 

Tu sagacidad siempre ha sido inconmensurable