Un fueguito

Cuando era chico
Me hacían prender el horno de barro,
Tarea odiseica,
Juntaba ramas secas,
Papel de diario
Y un kilo de fósforos...
No importa cómo, no prendía,
El fuego se extinguía
Y llegaba al rato mi papá
Que en dos momentos lo tenía ardiendo.
Nunca supe su secreto,
Sería la geometría,
Las hojas, el soplido...
Pero nunca pude prenderlo
Y me quejaba:
Tanto incendio forestal,
Que crece consumiendo vida
Y yo aquí con troncos secos
No puedo hacer un fueguito...
Hoy de grande ya sé cuál es el secreto:
Bencina y pasto seco.

 

A mí me pasaba igual. Mi padre el fuego encendía con prestancia y elegancia y yo ni gastando la caja de cerillas
y medio kilo de pasto seco lo conseguía. Entrañable poema. Un abrazo

 

Imagínate cuando no se había inventado la benzina, el fuego es maravilloso y en estado natural sanea los bosques pero ahora el hombre lo ha sacado todo de madre, así no sé donde iremos a parar. Como bien dice Luis hay mucho pirado, lo peor son los grandes negocios y enormes sumas de dinero que se esconden tras esos incendios provocados, aunque algunos se llevan a cabo conducidos por bajezas como la envidia, lo he visto por el norte de España que es de donde es toda mi familia.

No te acostumbres a poner mayúscula al principio de cada verso, se que es tu forma de escribir pero cierta poesía que queda fuera del surrealismo me parece que no debe llevar faltas de ortografía, y si es posible pocas y por descuido o desconocimiento (para eso están los correctores de la casa, yo no lo soy pero no suelo callarme lo que pienso, soy bastante directo, espero no te moleste).

Bienvenido, un placer la lectura de tus versos, el poema me ha gustado mucho, un abrazo J.E.