Un gesto

Marla · 3 de Octubre de 2015

Hizo falta un gesto tan solo
y la negrura se nos cayó de las manos,
y la palabra salió de su trinchera
y arrojó su fusil de suicidios.

Tan solo un gesto mío, un gesto tuyo
unidos para un único destierro:
y yo que negaba el alma de las piedras,
y tú, que maldecías la vida, sus amargas escamas,
tuvimos que arrojar nuestro luto
y vestirnos de río
y dejarnos fluir en el hilo de un gesto de plata.

“He aquí las venas de mi silencio
míralas, ya no sangran
ahora pregunto por el niño perdido
de tu Nombre”

Y las máscaras dejaron de pegarse a tu piel, a la mía,
y un latido ciego despertó de su eterno letargo:
el latido de un animal casi muerto,
casi descuartizado
por las manos doloridas del miedo.

Hizo falta mirarnos a los ojos más hondo,
más en verde,
más hondo,
hasta hacernos de vidrio.

dragon_ecu · 3 de Octubre de 2015

El cristal es claro... transparente... no puede ocultar su interior, ni puede esconder su fragilidad. El amor es igual al darse, sin posturas ni mentiras... y arriesgando todo a quebrarse.

Un abrazo.

Dragon Ecu

Alonso Vicent · 3 de Octubre de 2015

Tremenda y preciosa poesía. Es un gesto, una palabra con su contexto, lo que hace aflorar cualquier antiguo silencio.
Poema, todo un poema.
Saludos.

borjitapita · 3 de Octubre de 2015

Opacidad del invisible cristal

Uqbar · 3 de Octubre de 2015

Marla dijo: ↑

Hizo falta un gesto tan solo
y la negrura se nos cayó de las manos,
y la palabra salió de su trinchera
y arrojó su fusil de suicidios.

Tan solo un gesto mío, un gesto tuyo
unidos para un único destierro:
y yo que negaba el alma de las piedras,
y tú, que maldecías la vida, sus amargas escamas,
tuvimos que arrojar nuestro luto
y vestirnos de río
y dejarnos fluir en el hilo de un gesto de plata.

“He aquí las venas de mi silencio
míralas, ya no sangran
ahora pregunto por el niño perdido
de tu Nombre”

Y las máscaras dejaron de pegarse a tu piel, a la mía,
y un latido ciego despertó de su eterno letargo:
el latido de un animal casi muerto,
casi descuartizado
por las manos doloridas del miedo.

Hizo falta mirarnos a los ojos más hondo,
más en verde,
más hondo,
hasta hacernos de vidrio.
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Fantástico poema Marla, no tiene ni un ápice de desperdicio, es una preciosidad de principio a fin. Felicidades!!!
Bellísimo.

Palmira

Luis Adolfo · 3 de Octubre de 2015

Felicidades poetisa. Un poema de un nivel sobresaliente
Me descubro ante tu pluma
Un fuerte abrazo

Marla dijo: ↑

Hizo falta un gesto tan solo
y la negrura se nos cayó de las manos,
y la palabra salió de su trinchera
y arrojó su fusil de suicidios.

Tan solo un gesto mío, un gesto tuyo
unidos para un único destierro:
y yo que negaba el alma de las piedras,
y tú, que maldecías la vida, sus amargas escamas,
tuvimos que arrojar nuestro luto
y vestirnos de río
y dejarnos fluir en el hilo de un gesto de plata.

“He aquí las venas de mi silencio
míralas, ya no sangran
ahora pregunto por el niño perdido
de tu Nombre”

Y las máscaras dejaron de pegarse a tu piel, a la mía,
y un latido ciego despertó de su eterno letargo:
el latido de un animal casi muerto,
casi descuartizado
por las manos doloridas del miedo.

Hizo falta mirarnos a los ojos más hondo,
más en verde,
más hondo,
hasta hacernos de vidrio.
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Likiniano 2 · 8 de Octubre de 2015

Marla dijo: ↑

Hizo falta un gesto tan solo
y la negrura se nos cayó de las manos,
y la palabra salió de su trinchera
y arrojó su fusil de suicidios.

Tan solo un gesto mío, un gesto tuyo
unidos para un único destierro:
y yo que negaba el alma de las piedras,
y tú, que maldecías la vida, sus amargas escamas,
tuvimos que arrojar nuestro luto
y vestirnos de río
y dejarnos fluir en el hilo de un gesto de plata.

“He aquí las venas de mi silencio
míralas, ya no sangran
ahora pregunto por el niño perdido
de tu Nombre”

Y las máscaras dejaron de pegarse a tu piel, a la mía,
y un latido ciego despertó de su eterno letargo:
el latido de un animal casi muerto,
casi descuartizado
por las manos doloridas del miedo.

Hizo falta mirarnos a los ojos más hondo,
más en verde,
más hondo,
hasta hacernos de vidrio.
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Maravilloso, extraordinario sin más.

Bueno, sí... millones de gracias por escribirlo.

Un lujo leer tu poesía Marla.

Abrazos

Jon

dulcinista · 8 de Octubre de 2015

Un gesto o una palabra
querida amiga,
no hace falta más para lanzarnos al abismo
más negro, a la melancolía
más persistente.
Un beso, encantado de leerte.

Luis de Pablos · 8 de Octubre de 2015

Marla dijo: ↑

“He aquí las venas de mi silencio
míralas, ya no sangran
ahora pregunto por el niño perdido
de tu Nombre”
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Una sola muestra de las muchas imágenes -una de las mejores, creo- que pueblan tu interesante poema.

Muchas gracias por compartirlo.

Un saludo

Melquiades San Juan · 9 de Octubre de 2015

Fue muy grato leerle. Me gustó mucho su poema.

selenschek manfred · 9 de Octubre de 2015

Marla dijo: ↑

Hizo falta un gesto tan solo
y la negrura se nos cayó de las manos,
y la palabra salió de su trinchera
y arrojó su fusil de suicidios.

Tan solo un gesto mío, un gesto tuyo
unidos para un único destierro:
y yo que negaba el alma de las piedras,
y tú, que maldecías la vida, sus amargas escamas,
tuvimos que arrojar nuestro luto
y vestirnos de río
y dejarnos fluir en el hilo de un gesto de plata.

“He aquí las venas de mi silencio
míralas, ya no sangran
ahora pregunto por el niño perdido
de tu Nombre”

Y las máscaras dejaron de pegarse a tu piel, a la mía,
y un latido ciego despertó de su eterno letargo:
el latido de un animal casi muerto,
casi descuartizado
por las manos doloridas del miedo.

Hizo falta mirarnos a los ojos más hondo,
más en verde,
más hondo,
hasta hacernos de vidrio.
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Hermoso, nostalgico y triste pero hermoso, me encanto, gracias por este momento de bella poesía Marla, te dejo mil besos.

LIBRA8 · 28 de Noviembre de 2015

A veces sería deseable volverse más de vidrio y menos de piedra; el calor de un gesto, de una palabra, de un abrazo... rompería tantos y tantos muros.. Magnifico versar, Rosa, me encantó. Mis sinceras felicitaciones y abrazo, querida amiga.

luz gento · 14 de Febrero de 2016

Marla dijo: ↑

Hizo falta un gesto tan solo
y la negrura se nos cayó de las manos,
y la palabra salió de su trinchera
y arrojó su fusil de suicidios.

Tan solo un gesto mío, un gesto tuyo
unidos para un único destierro:
y yo que negaba el alma de las piedras,
y tú, que maldecías la vida, sus amargas escamas,
tuvimos que arrojar nuestro luto
y vestirnos de río
y dejarnos fluir en el hilo de un gesto de plata.

“He aquí las venas de mi silencio
míralas, ya no sangran
ahora pregunto por el niño perdido
de tu Nombre”

Y las máscaras dejaron de pegarse a tu piel, a la mía,
y un latido ciego despertó de su eterno letargo:
el latido de un animal casi muerto,
casi descuartizado
por las manos doloridas del miedo.

Hizo falta mirarnos a los ojos más hondo,
más en verde,
más hondo,
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Menuda belleza. Tu poema está lleno de fuerza y sensibilidad, es todo un desgarro... Me ha atrapado.
Un saludo y un gusto encontrarte.

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