Un gobierno comunista en un país de derecha y capitalista

A escasos minutos de la posesión de Petro, del primer presidente comunista de Colombia; aunque ya los indígenas y negritudes lo posesionaron la víspera de forma espiritual; madrugaron a posesionarlo con humos, sahumerios, rezos y bendiciones porque están ansiosos de poder por fin, disfrutar de las gabelas y beneficios que históricamente se les dio a los criollos, persistiendo hasta nuestros días, sin importar el grito de independencia de 1810 o la independencia definitiva, declarada el 7 de agosto de 1819, donde se repartió el botín de la Patria a los criollos que derrotaron al mando de Bolívar a los españoles.

Por fin probaremos el comunismo, cuántos criollos envalentonados se ganaron altos sueldos y pensiones vitalicias por presidir por menos de un quinquenio salpicados de corrupción y muerte, un país tan rico en recursos, que resistió el saqueo español y criollo.

Por fin desfilarán por la casa de Nariño, quienes se han educado con hambre, quienes han recorrido a pie este violento y disputado terruño, el mejor ubicado de toda América.

Unas cuantas vueltas dará el reloj, y cambiaremos los obsoletos y saqueadores políticos de turno, por otras bancadas; esperemos que no nos vaya mal en la elección, porque no había de que elegir, candidatos salpicados de corrupción, robos y sangre, porque en sus mandatos en alcaldías y gobernaciones, corría por el Magdalena y el Cauca, sangre de compatriotas, la mayoría campesinos; se secaba en la tierra, la sangre de nuestros compatriotas, antes de que las aves rapaces devorarán sus cuerpos mutilados con motosierra o abaleados. El paramilitarismo y los combos fueron su mejor herramienta para sostenerse en el poder, por eso al pueblo no le quedó otra opción que escoger la izquierda.

Esperemos que el miedo a caer en la indigencia como Venezuela, recorriendo países vendiendo confites y siendo vilmente asesinados, o las mujeres prostituidas por la necesidad y pobreza, no se repita en Colombia, que es y será el miedo de quien votó por la izquierda, e igualmente el temor a la confiscación de sus bienes conseguidos con esfuerzo y sudor, aunado al miedo a perder el derecho a la protesta y la libre expresión.

Descubrir los errores de Chaves, Maduro y los hermanos Castro, de Nicaragua, de la izquierda argentina, chilena, ecuatoriana, nos permitirá salir a flote como hermanos, aunque la codiciosa oposición no escatimará esfuerzos en lanzar su mortal dardo.

Esperemos que no se dé tanto a los más necesitados los primeros años de gobierno en subsidios y beneficios, que se desangre las arcas de la nación, como ocurrió con Venezuela; que se negocie la jugosa deuda externa que nos ha mantenido en la pobreza para combatir el narcotráfico y la miseria en que subyace el pueblo.

Que no dejemos sin estímulos al trabajador hasta llevarlo a rendir lo mínimo, como ocurrió con Rusia y generar la crisis comunista de los años 80, desencadenando la separación de los estados, crisis que aún persiste en el caso de Ucrania.

Esperemos que las grandes masas de dinero que se destinan a la guerra, sirvan para lograr el desarrollo económico, social, tecnológico e industrial; esperemos que se apliquen las leyes de la economía para no quebrar, que no sigamos con la "Patria Boba", como hemos vivido hasta el momento actual, a pesar de las diferencias, en el país más biodiverso en etnia, fauna y flora.

Esperemos soluciones de fondo, que no se continúe el saqueo de los dineros públicos por parte de los que ganan más, con los sueldos que sostiene el sufrido y explotado pueblo.

Este cambio es añorado y esperado, y así no resulte el mejor, es permitirle probar, así sea una migaja de la torta del poder, al que históricamente fue enajenado, explotado, engañado y utilizado ¿qué será de la educación comunista, a quién seguiremos en discurso, texto e ideología?

Estaremos atentos hasta el último minuto, observando los cambios que se van a ir gestando para construir un nuevo país, el mundo está dando su cambio con Joe Biden y Kamala D. Harris para lograrlo, una vez resulte otro Trump, o éste vuelva a renacer, como lo ha venido haciendo, este tipo de cambio geopolítico, será imposible.

Querer a Colombia, es comprometerse con los más pobres, con el pueblo, que en un 80% ronda las fronteras de la pobreza; con la Evita de Perón diríamos, se ha llegado el momento en que, en este país del Sagrado Corazón, los pobres, los que han trabajado y sudado como mulas, podrán sentarse a tomar un café y disfrutar de las bondades que deja la plusvalía como lo han hecho los que han explotado las minas del Cerrejón.

 

En realidad comunismo y capitalismo son antagónicos. Lo ideal sería relegar ideologías en aras de una buena e inteligente gestión, y por supuesto, como bien dices, aprender de los errores ajenos (también de los aciertos). Os deseo suerte. Saludos.