Un guerrero herido por un niño (habla el desaliento)

Un guerrero herido por un niño
cantaba a la luna
recostada en el azul de la noche.
Lamentaba el percance con todo su ser:
''inaudito como una lágrima
que sube desde el ojo
en vez de bajar''.
Iba a morir,
iba a ser nada,
iba a hundirse bajo la tierra hechizada.
El sentido de su vida
había huido sin dejar al menos
un digno testamento.
Al grito de ''Dios existe y es ateo'',
aceptaba su destino
el solitario y triste guerrero.
Sólo había conocido unas pocas
de las caras que tiene el amor;
nunca había dedicado una tarde
a cazar cumplidos de cortesanas y aldeanas,
nunca había pulsado la cuerda creada
para emocionar a ninfas y hechiceras,
jamás se enfrentó
a un ejército de águilas altivas
por eso que llaman libertad
y, sin embargo, una criatura impúber
a lomos de un caballo de ajedrez
le había atravesado
con sus propios puñales.
No le dolía la hendidura
recién abierta en el cuerpo,
menos le molestaba el orgullo
y casi no se detenía a pensar
en qué dirían sus amigos y rivales
al verle así.
Únicamente acudían a representársele
en su mente atormentada
los deseos fallidos,
los actos de buena fe
y hasta los pecados aún no cometidos.
Lo que quedaba por andar,
eso, le provocaba más pesar
que la imagen de su imberbe vencedor acuchillándole.
Pero algo mitigaba su dolor.
Agradecía no tener que ser asistido
por nadie en tan especial momento,
agradecía no tener que ver el llanto
de sus seres queridos,
agradecía por una vez estar solo.
Solo y abandonado a su poesía.​

 

Genial!!!! Muy bueno. Mis estrellas a tu obra y te felicito.