Un innombrable adiós

En aquel andén dejaste tus cabellos revueltos por el viento
juntos a la mar de caricias flotando a flor de piel.
Tus maletas sellaste con los recuerdos,
con los cordeles de un verano inolvidable
de nocherniegas danzas bordando el manto del placer.

Te fuiste llevándote el broche de mis besos,
los tristes ojos de ágatas de fuego,
los abrazos de nubes de terciopelo
y las postales del corazón en blanco y negro,
pero esas tantas cosas no nos alcanzan
para borrar las fisuras de las lágrimas,
las espinas que dejó la mosqueta
de un adiós innombrable
de retoños de roces, rocíos, vahos,

resuellos vestidos de anhelos…​

Te fuiste

con ese ADIÓS INNOMBRABLE​

que me hizo tropezar y caer
en mi bache del silencio.

Yo, aquí, yacente en este pozo ciego,
en esta garganta de un abismo sin voz,
en este febril mutismo del lamento
soy un voluntario huérfano

que espera por tu regreso.​

 

Dani, un dolor profundo e inexplicable que clava su puñal en la parte más vulnerable de tus sentimientos. Realmente duelen tus palabras.
Un gusto leerte, admirado poeta.
Darío.

 

sin duda una gran interpretación,sentidas letras,abrazos y saludos.

 

fantástico poema estimado danie , admas de tu exquisito vocabulario, le imprimes tanto sentimiento e intensidad a tus versos que uno se sumerge en esa nostalgia y dolor. un absoluto placer leerte. Un cordial y afectuoso abrazo de amistad.

 

Comparto tu emoción, superar una partida es muy difícil. Bellas palabras.