Un minuto

La luz que se cuela por la cortinilla…
Las sabanas brillantes por el sol de la mañana
el olor a tabaco y canela que inunda toda la calle.

Una mañana de mayo, ¿Qué mas puede ser si no una mañana de mayo?

Sonrío de manera idiota y es porque del todo no me he despertado
es más fácil siempre rimar en “o”,
cuando sigues atontado.
Mientras…; miro fijamente unas oscuras pupilas a mi lado.

El pequeño rayo de luz se ha desvanecido
el frio se siente en la punta de mis dedos,

solitarios.

Invadidos de un infinito equidistante
que parece levemente perturbarse
con cada vibración que emiten sus pestañas.

Se asentó la mañana, y con ella el nubarrón este,
¡carajo!, son las 08:00,
yo todavía no he escogido el saco de mi disfraz;
“armadura de batalla”
dispuesto a enfrentar la curuchupada de la burocracia morlaca.

¿Qué más puede ser si no una mañana de mayo?

Puede ser el infinito que se despliega entre dos miradas
los miles de historias, de todos los universos
que se cuelan entre los centímetros que separan nuestras manos
las gotas de neblina que acumulan la nostalgia;
en el bordecito de la cortinilla…

Puede ser el espacio en algún momento del camino entre sus caderas y mis dedos…

Son las 08:01, he desperdiciado un minuto (…1 puto minuto…)
descifrando este diminuto espacio en el silencio
voy tarde…
Es solo una maldita mañana de mayo.