Un niño que creció

Cruel es este mundo, que castra nuestros sueños infantiles, que corta nuestras alas, este mundo frivolo, que con su frialdad congela nuestras almas; nos convierte en sus esclavos, atandonos el pensamiento, domando nuestras mentes con sus estípidas reglas.

Queremos ser libres para ceer en hadas, en duendes, en Dios; libres para llorar, reir y pensar.

Es mi clamor, nuestro clamor; lo digo con lágrimas de nostalgia, nostalgia de las alas que amputaste. !Exigo¡ no hagas con los que vienen lo que hiciste con nosotros. Dejales soñar con pollos azules, mares de plata y palacios de diamantes.
Dejales que creen su mundo y se olviden de ti...