Un nombre

Aquelarres dormidos
se despiertan en mi sangre
como el viento rachea en la calma de la noche invernal .
Las brozas danzan en círculo
y descubren sólo un garabato
sobre las piedras dormidas
en un sueño de musgos y esterilidad.
Los párpados de hierros
crujen vaticinando
que es la hora , es el tiempo
de gritar a los gusanos que se baten a duelos devorándose el velamen de la libertad.
Dejar que las estrellas fugitivas huyan delante de la hambrienta sombra dorada que timonea el convoy de los siglos por la etérea inmensidad.
Cabalgar sobre los impulsos muertos hasta que relinchen los deseos en las frías pampas de inseguridad.
Frotar la doblegada lámpara tal vez se despierten los sueños y se erijan los sauces a la vera del mudo manantial.
Hay que sacar a flote los brazos gritar con los ojos si no hubiera aliento.
Sonreír aún atragantados con tanto veneno
caminar por la soledad de la sombra aclarará con lunas esta oscura humanidad
que forra con tantos rostros mis pobres intentos
que sobrecarga mi desgaritados pasos con afanes eternos.
Lo haré ,caminaré sobre los caminos ceruleos del cielo
y oleré con extrañez la tierra negra y húmeda de mis adentros
hasta encontrar mi primer nombre al que tanto busco pero no lo encuentro.'​

 

Frías pompas de inseguridad

Buenas imágenes nos entregas
Saludos poeta.