Un objeto en la rotonda.

En esta ciudad aparece emergiendo
un objeto grande de un césped nuevo
y de tanto verde y sin movimiento,
el objeto quieto, quieto, muy quieto.
No lo reconozco sin movimiento,
no lo reconozco por más que lo veo,
porque no veo el agua, parece muerto.
No veo el amarre, pescado no huelo.
El objeto quieto emerge sediento
de olas, de pesca, de amarre, de puerto.
Por más que de verde se tiña el mar muerto,
debajo hay solo tierra y cemento
o quizá bajo el verde solo haya cieno.
¿Qué objeto es ese que está allí tan quieto?

 

Una fuerza arrolladora empuja este poema hacia los corazones de sus lectores. Un abrazo

 

Muchas gracias por la lectura y el comentario. Si me lo permite intentaré corresponder a las atenciones. Un abrazo muy cordial.

 

He debido de cometer algún error. Lo había comentado pero no lo veo.
Decía: como un día vengan los ocupas, salimos en la prensa internacional.Jaja.
Un saludo

Alfonso Espinosa

 

Y yo también contesté. Algo debió de ocurrir.
Para eso que dices solo falta la escalerilla.
Abrazos amigo.