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Un Relato Extraordinario (El concierto del milenio)

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Sebastián de la Porras, 22 de Septiembre de 2009. Respuestas: 1 | Visitas: 1895

  1. Sebastián de la Porras

    Sebastián de la Porras Poeta recién llegado

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    Entré en una habitación, con alfombras persas y paredes arregladas muy amenas como invitándome a quedarme.
    Habían muchos instrumentos musicales: De percusión, guitarras eléctricas y acústicas, amplificadores e instrumentos de viento de madera y de metal; habían violines y violonchelos, violas y bajos orquestales, saxofones, trompetas y xilófonos, pianos e incluso un melotron.

    Caminé en la habitación un paso tras otro con la vista enfrente y observe a dos personas un poco graciosas discutiendo sobre la iluminación de la sala.
    Eran Keith Richards y Mick Jagger - cigarro en la mano - riendo y haciendo sonidos extraños de acústica. Supongo que probaban la sobriedad de la habitación como preparándose para dar un espectáculo.

    Al otro lado de la habitación, estaba un tipo un poco penoso, muy retraído pensando con una pajuela en la boca, sostenía una guitarra entre las piernas pues se encontraba sentado en un banco un poco alto.
    Tenía una mirada perdida pero sin duda apunto de llegar a una conclusión.
    Me acerque a el y lo mire preguntadome ¿Qué es lo que hacia?
    De pronto abrió los ojos y combinó un arpegio con sendos punteos, los cerró con cuatro armónicos y anoto sobre un papel con una sonrisa todo lo que acababa de hacer.
    Le tendí la mano y con mirada burlona me dijo su nombre. Se llamaba Jimmy.
    Por supuesto supe que se trataba de Jimmy Hendrix, luego di unos pasos hacia atrás asombrado de verlo tocar su guitarra con aquella velocidad y agilidad; Muy limpiamente.
    Topé mi espalda con algo, me di la vuelta para ofrecer las disculpas por mi torpeza y me sorprendió una sonrisa.
    Era un hombre sosteniendo un teléfono celular enfrente de su cara como en una videoconferencia. Dispuso la pantalla ante mí con una sonrisa para mostrarme que hablaba con una muchacha rubia muy hermosa.
    Me di cuenta de que eso lo llenaba de gran felicidad. Luego pude saber que se trataba de su hija.
    Tan pronto -David- colgó su celular. Me presente con cara de tonto porque estaba muy sorprendido en poder hablar con el vocalista y guitarrista de Pink Floyd. (David Gilmour)
    David y un señor muy cómico, con el cabello desordenado, un smoking un poco holgado para el y con zapatos muy brillantes estaban ordenando lo que parecían unas partituras. (Yo creo que ellos estaban a cargo de todo lo que estaba pasando).
    Lo que de verdad me llamo la atención fue la cara del señor que se paraba junto a David. Tenia una sonrisa muy limpia y fresca, casi contagiosa pero en su mirada había cierta tristeza que le daba un carácter paternal y me atrevo a asegurar que muy tierno.

    Al fondo de la habitación estaban parados con instrumentos en mano, muchos señores con aspecto latino; muchos morenos, otros de color y algunos blancos.
    Practicaban tonadas candidas y muy dulces, con toques de alegría y de sorpresa.
    Parecía que llevaban mucho tiempo haciéndolo porque no pude escuchar ningún sonido que fuese considerado como fuera de lugar.
    Nunca pude describir con mi mente la complejidad en el método que tenia cada uno de tocar sus instrumentos.
    Pude reconocer que BB. King los dirigía como amigos y luego de cada pausa les contaba anécdotas de un pueblito muy caluroso llamado “Bayou”.

    En el melotron estaba un tipo sentado y puedo jurar que lo vi haciendo muecas muy obscenas con el cuerpo como tratando de tener sexo con el instrumento mientras lo tocaba. Muy burlones dos muchachos lo observaban riendo y tocando sus instrumentos muy cerca de el.
    Enseguida supe que esos muchachos eran los integrantes de una banda llamada como ellos. “Emerson, Lake y Palmer”.

    En el piano estaba un señor de cabello grisáceo y despeinado. Tenía ropa moderna pero parecía realmente antiguo por la forma en que se comportaba. Me paré detrás de el y lo llamé pero no me contestó. (Yo creo que tenia problemas para escuchar); entonces le toque el hombro y volteo mirándome como un ancianito ve a un pariente que tiene tiempo que no ve.
    Me dijo como pudo, que estaba maravillado por la ropa que usamos, casi burlándose del aspecto y se veía muy cómodo con una simple franela de Led Zeppelin, unos shorts beige con bolsillos a los lados y unos zapatos de goma y tela con calaveras y colores negros, blancos y rosas.
    Lo deje muy a gusto con su piano. Estaba tan alegre de tocar su instrumento que los demás se hicieron a cargo de la música porque según me contó Mick (Cantante de Rolling Stones), el fue en su época uno de los mas grandes compositores de todos los tiempos.

    Habían muchas personas más en esa habitación, entre ellas:
    Sting y los muchachos de su banda, los señores de The Moody Blues, la banda de Manfred`s Earthman, los señores de Led Zeppelin y los que restan de Wishbon Ash, Aretha Franklin, un muy melancólico Sid Barret con una pistola etiquetadora poniéndole nombre a todas las personas y objetos de la habitación, estaban todos los Beatles alrededor de John Lennon, Ray Charles y su hermanito, todos los integrantes de la banda de Dave Matthews, el vocalista de Humble Pie, Stephen Wolf tomando cerveza negra de raíz y aunque parezca mentira Still, Nash y Young reunidos una vez mas, también se encontraban Bono y Edge de U2, Curt Cobain y los integrantes de Pearl Jam que estaban muy contentos arreglando cables y como espectadores del show.

    La historia que les cuento se hace muy larga y no puedo extenderme más. Por supuesto se imaginaran el magnifico ruido que todos esos instrumentos por separado le daban a la sala.
    Habían algunas personas que tocaban sus instrumentos con audífonos muy maravillados de la tecnología que al parecer no comprendían del todo.
    Tras todo ese ruido, caminé fuera de la habitación a lo que era un compartimiento de la misma en el que se podía observar tras un cristal todo aquel espectáculo.
    En esa habitación pequeñita habían cuatro personas, tres de ellas se encargaban de unas consolas con muchas perillas que subían y bajaban como escaleras y se encargaban de grabar la música, de los micrófonos, de la iluminación y de la corriente.
    La otra persona era un muchacho muy simpático y joven que se encargaba de llevar café y atender a todo el batallón de personas.
    Detrás del muchacho habían personas disparejas, vestidas peculiarmente. Algunas con el ceño levantado, fumando pipas y observando con ligera extrañeza todos los artefactos que estaban en la habitación. Otros hablaban maravillados con el muchacho del café diciéndole que estaban complacidos de hablar con alguien con tanto potencial y que contara en tan corta edad con tanta inteligencia. Copérnico, Platón y Sir. Isaac Newton estuvieron de acuerdo con Albert Einstein en el comentario sobre el muchacho.
    Yo deduje que su comportamiento era muy complejo, pues algunos de ellos estudiaban la mente humana y a eso se debía su falta de interés en los aparatos mecánicos y su enfoque en aquel simple muchacho. Sin embargo, los que no se involucraron en la conversación dieron unas cuantas ideas a los ingenieros de sonido sobre unas mejoras a sus aparatos, que le harían más fácil el trabajo.
    Los ingenieros tomaban datos a mano alzada un poco exaltados y hasta despreciables, pidiendo permisos para patentar las ideas.
    El grupo de ancianos por supuesto, soltaba carcajadas tomando bocanadas de sus pipas y comentando sobre la juventud.

    Sin mas demora, los ingenieros de sonido nos pidieron silencio, pero Albert le hacia bromas pesadas a Platón, de hecho lo molestaba mucho. Tenían una camaradería pesada pero nada que los molestara. Por lo menos no a ellos…
    Volaban comentarios pesados de Einstein dirigidos hacia Platón.
    Recuerdo lo que dijeron:

    -¡Deja al muchacho del té y llama al sirviente que te ayuda con tus experimentos cuánticos!
    ¡Ah! Es verdad que tu no haces experimentos porque estas muy enamorado de tu razonamiento.
    ¡Ajajá, ajajá, jojojo! Se burlaba Einstein.

    -Calla viejo anciano y arréglate un poquito el cabello, no vaya a ser que salgas despeinado otra vez ¡en otra foto del diario! Se defendía Platón.

    Luego se miraron uno al otro y rieron entre si.

    Tuvimos que esperar quince minutos hasta que por fin los ingenieros aumentaron la magnitud de las luces en la habitación de los instrumentos.
    (Vean que utilice la palabra aumentar porque cada vez que decía “Suban las luces”, Copérnico me recordaba que era incorrecto llamarlo de esa forma. Me corregía diciendo ¡Aumenten las luces!)
    Entonces me levante del asiento para darme cuenta de que al centro estaba el mismo señor con la bonita sonrisa y con los ojos tristes. El que ayudaba a David Gilmour.
    Por la soltura de las luces pude mirarlo bien.
    Era Charles Chaplin…

    Chaplin movió el brazo de medio lado de arriba hacia abajo con los dedos juntos, la muchacha que sostenía el bajo orquestal movió su paleta sobre el instrumento y tan pronto comenzaría la obra musical… ¡Desperté!

    ¡¿Qué?!

    ¿Nunca podré saber como hubiese sido?

    Encendí un cigarro y me quedé atónito, me senté en la PC y escribí esto…
     
    #1
  2. ROSA

    ROSA Invitado

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