Un secuestrador

Un día te abrí el cajón,
que le resultaba alto
a mis pocos años;
y encontré guardado,
un montón de papel garabateado.

Había títulos en un idioma
que no era el mío.
Leí,
leí.
Mucho no entendía.
Pero tenías al Sol allí.
Al amor tan distante,
a los nuevos veranos,
a la Luna.

Cerré el cajón con la sonrisa iluminada,
y me fuí a seguir con la vida.
Leí,
aunque mucho no entendía.
Aunque todo eso,
aparentemente, en mi mundo,
de nada me serviría.

Seguí en mi oscuridad,
pero ya sabía…
que tenías al Sol allí.
Ya estaba la semilla buscando luz,
adentro.

Me hice un secreto admirador tuyo
desde ese día,

Poesía.

 

Poeta, la poesía que te habita permite un dulce secuestro en tu ventana al pasar por tus lecturas profundas con el entorno plagado de magia. Mi abrazo de admiración desde Colombia...!