UN SUSPIRO Y UN OLVIDO

Ser tonta no quiero,
pero siempre viene alguien
que rompe con ese criterio.

Puedo decir que no,
ser mas fría que el hielo,
pero el momento se rebela,
mi cuerpo me lo pide
y mi mente aunque no quiera, se altera.

Siempre hago lo mismo.
De esto yo no pruebo,
pero como el cerebro de un niño
lo prohibido se impone
y lo que no se puede hoy
yo permito que sea posible.

El problema es mañana,
en el que el balance es negativo
y ya no se pude hacer nada.
Y aunque no me gusta lo que pasó,
el momento que viví nadie me lo quita
y desde luego no puedo arrepentirme de ello.

Maldita sea la dependencia
y penosa es la independencia.
Aunque prefiero abrazar el numero uno,
el dos es apetecible y la fusión tentadora;
aunque el final de que exista y perdure,
supone la distancia de un suspiro
y el ahogo del olvido.