Un viaje interior

Desilusionado de la ilusión,
por buscar alguien perfecto terminé creyendo que lo soy.
Acabé encerrado en un mundo pequeño,
donde quepo solo yo y mi gran ego.
Aburrido de aburrirme,
cansado de caminar de pared a pared en mi propia celda,
empiezo a reflexionar, hacer flexibles mis ideas.
De pronto me desvelo, veo la puerta abierta.
Tres pasos me separan de emprender el viaje,
paralizado por desconocer, tiemblo,
del otro lado solo veo oscuridad,
recapacito un instante y pienso,
igual aquí tanta luz me impide ver con claridad.
Tomo la decisión consciente,
de viajar sin miedo ni valentía a cuesta.
Sin más, doy un paso y comienzo a flotar,
se desvanecen mis extremidades,
y aun fluyendo en una infinidad de posibilidades,
tengo por fin la certeza,
que no hay metas ni destino
más importantes que el camino,
viviendo presente el presente,
que no hay aciertos ni equivocaciones,
ni hay separación ni desigualdades,
entre seres desvelados que saben,
que la perfección no existe,
y tampoco lo imperfecto.

Andrés Calcagni ©