Una casada in fraganti

Me dijo que era mozuela
y a Caleta la llevé, las aguas
del Pacífico sus laderas
bañaban con frenesí

una posada frente
al piélago escogí, la
mañana de un invierno,
radiante como cualquiera

del carro bajando
estábamos, cuando de
pronto, sorprendida no
hallaba dónde esconderse

es que un compadre de ella
trabajando estaba en el lugar,
seguro sospechando
de su actitud

la cara como
pudo se cubrió,
su mamirriqui figura
ocultar no lograba

los minutos transcurrían;
finalmente, prudente
abandonó la
pesquisa

el desaguisado obstáculo
no fue, por el contrario,
más que excitante
resultó.

Bendita seas mujer por las
delicias de tu expresión...
¡bendito seas compadre
por tu discreción!
-----
mundopoesía.com
México, nov. 2, 2020
Derechos reservados.