Una incomoda situación

La acompañe a esperar un micro
debajo del edificio de mi ubicación
tras una buena velada con compañeros pasamos
la ciudad hablaba por lo que ella no.
-¿Está todo bien Cecilia? Te noto por omisión
- ¿Por qué me invitaste a la salida
si allí adentro había buena química?
nuestros compañeros ya se fueron,
nuestros labios comernos pedían.
un poco [pero solo un poco] sorprendido por la declaración
le di a cuentas de mi justificación:
-Discúlpame Cecilia, ofenderte no pretendía
pero abandonados allá arriba me sentí como vos
mas yo te valoro como amiga que con pasión,
además, temo que conozcas a aquella persona
prisionera, escondida en mi habitación.
-Vos; que tras cuatro paredes cerras a todos tu corazón
que por más bondadoso que sea
que se aprecia, no me malentiendas,
no se lo abres a nadie más que a vos.
-Quizás tengas razón, que por miedo no amo yo
que mi narcisismo es mi perdición
pero realmente no conoces a aquel
quien bajo llave está en mi corazón
y si por la pasión me descuidase un instante
se me cae la llave y girases la cerradura
un monstruo escape aislado escape y te dañe
y a eso mismo me rehusó yo.
-El amor o su falta no podrían dañarme
tanto como lo hacen tus labios con la prohibición
volvamos, mi pecho sigue caliente,
no perderemos nada más que el pudor.
-Entiende que no es el amor quien te hará daño
si no será mi locura y obsesión
que tras la máscara del amor se esconde
un muy desagradable terror.
Tras el silencio amargo que nos unía a los dos
el micro y sus luces lo rompió
al levantarse y entrar al micro hacia mi giró.
-¿Nos vemos mañana en lo de Silvio? [por favor]
-A las ocho llegaré yo [perdón].​