una noche y ellos

No se tocaban
ni con las miradas
Ella tímida y frágil
él no sé...
La noche se extendió
Hasta que no supieron
ya que mirar
Ella lo estudió
Pero así y todo
nunca lo entendió
el disimuló
y sus ojos también
Hasta que su mirada
agitada
inició recorrido.
Al llegar a la retina
de la mujer que desesperaba
esperaba un presagio,
de amor,
una distracción de rutina
una salida a la vida
un augurio de sol.
Él precipitó de dudas
y su mirada bajo
hasta sus zapatos
y allí se quedó
para contemplar
la desazón de un amor
que se suscribió al fracaso
de no poder decir
lo que hoy tampoco yo
puedo escribir.

 

Buen poema. Un placer leerte.

Max