V.e.8

Me renuevo en mi mente intranquila... ajeno al dolor ocasionado asciendo sin sentido en una meta de olvido.
Busco y no hallo una respuesta que alivie mi alma enredada en vil tormento... mi vida se mezcla con una muerte inicua y desfavorecida en amor... Como duele no tenerte... y haberte tenido. Que desastre alberga mi corazón cansado de escuchar palabras vanagloriadas de muerte y desconcierto... la muerte, frente a mi sonríe traviesa como si no fuese un alcance eminente, un final anunciado, un respiro a lo vital... Como desencaja la verdad este aire viciado que inhalo dulcemente... muy a pesar mío. Me favorezco y sufro de nuevo un alcance que me parte en dos el alma, como un sable oxidado que desgarra mi corazón. Te oigo... estas ahi y ahora se que siempre lo has estado... como una conciencia pura que obedecer, como un dictado angelical que omite cambio alguno... un altruismo fuera de lo común.
Viajé en vano y seduje mi atención a lo dispar y a lo profano, denuncie mi desarrollo en publico, cometí tragedia, mentí por amor y lo perdí... sufriendo por esta causa como por ninguna otra... escondí mi centro de pureza y fingí odio hasta que no pude diferenciarlo. Juzgué y erré... mal dormí por mi conciencia hasta que ya no la tuve... quite vidas sin motivo bañando mis manos de sangre y de un hedor apestoso que hoy aun me dura... no recé, no creí, no comulgué en pureza aun cuando estuvo en mi mano... no clamé a mi dolor, no tuve reparo en odiar y esto me causo pena...
Y aun a pesar de todo esto intente volver, dejarlo todo de nuevo y alcanzarme... pero mi camino era muerte...
Y la muerte estaba escrita en mi corazón... y dibujada en mi rostro con una expresión de dolor frustrante e impotente...
Me maldecí en repetidas ocasiones cuando tuve el mal presente... pero esto no impidió que ejecutara mis obsesiones aun a pesar de todo...
Un insomnio me poseyó durante años facilitando mi meditación nocturna, cuando la luna te influye, su blanca mirada te penetra hasta la medula y mi reacción clama al cielo... desollado en espíritu invoco con lagrimas lo intenso y me protejo.
Descuido mi vida cediendo a la muerte un lugar que sin duda le pertenece... no me protejo y siento miedo de mis puntos débiles, vulnerables al enemigo como trigo al segador...
Nunca imagine tal desdicha centrada en un solo espíritu que ni aun protegido por el amor mas puro y mas verdadero de una sola mujer, fuera capaz de arriesgarlo todo por nada...
No miento si deseo herirme... mutilar mi orgullo que deshace toda esperanza de entenderme, sangrar por penitencia tribal es mi esperanza... un nuevo alcance que albergará el destino... este si lo deseo... miento.