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Sinceras, las vestidas en tinieblas
conjurando desde el cielo aprisa
carcomen la luminosidad tenue
que aun le resta al estrecho día.

Con suavidad de parpadeantes estrellas
su rostro de universal transparencia,
son conjunción de cosmos y alma entero
donde en silencio juegan suspendidas.

A las temblorosas sombras del sueño
con su precavido e insigne deslizar,
desde el dilatado confín del cenit
hasta la lejanía del horizonte, desafían.

Y siguiendo del sendero no marcado
la olvidada huella de la angustia,
cuesta abajo sucumben desgarradas
al profundo precipicio que las mira.

Jorge Daniel Scienza

 

Bravo, profundo poema el que compartes, gracias por ello ha sido un placer leerte un abrazo