Vacío de mí mismo

Debieras de quitarme toda fuerza
por fin, y para todo desmayada,
me quede desvalido y de quedarme
solo un hilo de voz en la garganta
que susurre tu gloria solamente,
vacío de lo vano que me engaña.

Y a mi campo baldío y sequeroso,
infecto de mil cardos y retamas,
debieras arrancar con el arado
las piedras que lo ahogan y lo apagan.
Y cuando quede libre de mí mismo
enséñame el secreto de tus aguas.

 

Amigo Salvador, entre resignación y deseo, se sitúan estos versos en mi mente. Aunque no llego a acertar qué o quién es el/la destinatario/a...perdona mi torpeza.

...intromisión : (Contemplaste "enseñarme" por "enseñame", creo que el cambio de ritmo sonaría bien)...es solo una sugerencia.

Un abrazo

 

Has captado perfectamente la esencia de lo que quise expresar en este romance, querido amigo que tiene por interlocutor al Ser en que creo como objeto de mis esperanzas. Al hablarle de Tú tiene, a mi entender más sentido ese "enséñame" que conjunta con los tiempos verbales anteriores, aunque tu sugerencia tampoco desentonaría, creo yo.
Mil gracias por tu compañía, amigo.
Salvador.

 

Aclarada la duda. Como siempre, un lujo leerte.

Un abrazo.

 

Mil gracias por tu comprensión. El placer será siempre mío de recibirte, querido amigo.

 

Sí, entiendo. La maleza en nuestro interior siempre crece aunque la arranquemos, Pero vale la pena remover la tierra interna y dejar que
lleguen nuevas aguas. Hablarnos con nosotros mismo es respetar nuestra divinidad. Saludos Salvador.- Placer de lectura.-

 

Este poema tiene mucho de lo que dices, estimada Catia, es un desposeerse para que el lugar ese lo ocupe el Ser que todo lo ocupa si lo dejamos.
Mil gracias por asomarte a mis versos.
Afectuosamente, un saludo muy cordial.
Salvador.

 

Qué maravilla!!! Un placer enorme poder disfrutar tus letras!!! Es excelente, Salvador. Te dejo un abrazo y mi más sincera admiración.
Ángel.

 

Mil gracias, mi querido Ángel, por acercarte a este espacio y dejar tu amable huella. Mil gracias, de nuevo.
Con un abrazo muy fuerte.
Salva.

 

Hermosas estrofas arromanzadas en arte mayor, Salva, en las que vuelves a poner de manifiesto tu fe inquebrantable en ese "Ser", fundamento de tu religiosidad.

Es curioso que la expresión con la que cierras el poema ("y cuando quede libre de mí mismo") es una máxima que se repite en muchas religiones y/o creencias varias; lo he visto en los místicos cristianos, en el budismo zen, e incluso en las teorías de los naguales / brujos de Centroamérica (México especialmente) que tanta influencia ejercieron en mí a través de los libros de Carlos Castaneda; una de las lecciones del brujo yaqui Don Juan a Carlitos era que debía "suprimir su historia personal" anulando la idea del "yo" para poder encontrar lo que el llamaba "el camino del guerrero" desde el que podría ver el mundo como otra realidad totalmente diferente, o sea "una realidad aparte".

Si con ese abandono de sí mismos los místicos cristianos podían incluso levitar, los brujos, por medio de ese método, podían impregnarse, por ejemplo, con el espíritu de un águila y hacer vuelos extraordinarios.

Saludos y felicitaciones por este momento de grata poesía.

 

Ayyy Salva profundo ruego el que lanza tu alma, y es que a veces nos sentimos terreno baldío, sin fuerzas y deseando conocer ese secreto escondido en lo más profundo del océano del amor... ayyy cómo me encanta reflexionar a la luz de tus maravillosos y emotivos versos. Mogollón de besazos para tu corazón de amigo y poeta...................muáááááááááááackssssssssss....

 

No lo has podido expresar mejor. Primero he de agradecerte que por medio de estos pobres versos hayas realizado solidariamente y con cariño el "esfuerzo" de comprenderme, mucho he de agradecer eso. También he de agradecer la delicadeza con que me has tratado siempre que he descarnado mi alma y te diría que tus sutiles y suaves comentarios han supuesto sin duda un bálsamo para mis sentires sin piel.
Sobre lo que has comentado de los místicos en las distintas manifestaciones de la religiosidad humana estás en lo cierto, y es que el hombre se va llenando tanto de lo mundano que incluso lo bueno parece que estorba para que se nos inunde de la perfección del Ser Supremo. Yo estoy muy lejos de ese arrobamiento y estos alardes poéticos no son más que incipientes deseos. Mil gracias, mil gracias, mil gracias por tu compañía valiosísima que casi diría está llena de ternura. Y perdona la emoción.
Salva.

 

Así es, queridísima Isabel. Lejos, muy lejos estoy yo de poder vaciarme de mí para entre a tomar posesión plena el Ser Total. Mil gracias por acercarte de nuevo a mis escritos con tu alma grande y sensible. Tu compañía es del todo una caricia que siento muy dentro del alma.
Sabes que desde mi cariño y admiración, soy tuyo.
Salva.