Vanitas vanitatum, et omnia vanitas

El decir rítmico y cadente
es arma afilada y cortante,
mas si su uso es pedante
se priva de lo inteligente.

Si busco aplauso de la gente
haciendo a la verdad desplante
a más de no ser elegante
menos aún será prudente.

El afán de fama creciente,
de vana lisonja constante
deviene en lucidez menguante,
huera sonoridad patente.

Lo no nato del tuétano caliente
o del corazón herido o amante
no será sino artificio sangrante,
cuál ortopédico corsé hiriente.

No quiera Dios que sea escribiente,
más diré, ni tan siquiera hablante,
más aún, ni infatuado pensante
de cosa que mi alma no alimente.

Que así por seguir la corriente
fácil se acaba dando el cante.
Mejor, antes que loado farsante,
ser olvidado por ser ausente.​

 

Es mejor tener las llaves de casa, dentro de la cartera, que llevarlas en el bolsillo, que a su vez, puede tener algún agujero.
Lo cuál equipara al metal, con metal. Llavero y monedas.
Pero la cartera es de cuero.
Y el pantalón, a su vez, de lona vaquera. Va por fuera.
Pero no tanto como para ceder, bajando su cremallera.
¿ Eres poeta ? ¡ Abróchate la bragueta !





Bienvenido al club, ¡ Un fuerte abrazo !

 

No, no soy poeta. Soy mecánico.
Gracias por pasar por mi rincón de pensar.
Un abrazo de vuelta.