Ve sus vísceras

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a esa máquina despiadada

que devora vidas inestables

los consume,

ve sus vísceras,

se reconforta de su acción,

es un sistema antiguo,

manipula conciencias,

está en todas partes, en ti mismo,

consume lo bello,

lo trágico,

el verso y la prosa,

se oculta en la ciencia,

se cree Dios,

le gusta que las masas sufran,

tengan miedo,

mucho miedo,

se conmuevan,

agraden al monstruo del entorno,

es una estafa eterna,

está en la política y la religión,

es parte del verbo,

consume al amor,

lo confunde con sexo,

crea el caos,

está en la ciudad,

se siente,

se ve en los ojos desorbitados de la gente,

ellos deambulan pero no caminan,

son extraños con sus gestos aprendidos,

son modas pasajeras,

seres creados por tecnologías de consumo,

lo importante es devorar en este escenario real-virtual,

porque verdaderamente el hombre está siendo devorado,

es el fin que le ha inventado la bestia,

que es su madre,

que tiene el número triple en su frente,

y un chip incrustado en su vagina,

que le permita seguir consumiendo,

todo lo que pueda exitarle por sus sentidos,

mientras lanza pequeños trozos de pan a las multitudes hambrientas

y faltas de justicia, amor

lo bello y natural ha desaparecido,

la sonrisa y el gesto,

se ha transformado en un engranaje mortecino,

una ciudad cosmopolita,

llena de smog,

que sube al cielo,

y las almas deambulan por la tierra​