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versos del alma

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por tjalo, 28 de Septiembre de 2008. Respuestas: 0 | Visitas: 627

  1. tjalo

    tjalo Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    25 de Septiembre de 2008
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    VERSOS DEL ALMA I

    CANCION A MI TÍA INDIA
    A María Luisa.

    -¡Ay mi querida hermanita se ha ido!-
    era el grito desgarrador de mi Madre,
    como daga ceremonial penetró en mi pecho,
    y arrancaba mi corazón aún palpitante.

    Hay Dolores profundos, para su hermana,
    para nuestras almas es un socavón de montaña,
    que hace resentir la estabilidad cotidiana,
    ya en brazos del Padre Sol, ahora ella descansa.

    -Ha pasado tanto tiempo entre una cosa y otra-
    es el último eco de su voz, desde su cuerpo de arcilla,
    india de ojos robustos que bajo la luz de Madre Killa
    tenía profunda la mirada, vértigo abismal de quebrada.

    Era de las argivas, de las antiguas guerreras,
    había plantado su choza, en un ladera de Tiocajas,
    se acomodaba a la cintura una faja de arco iris,
    y su vasija de potajes, era su ritual de madrugadas.

    India de raza pura, hija de la Pachamama,
    flamean en manos guerreras, Wipalas en la ladera,
    o es la esperanza de ver nacer, del vientre de la tierra,
    y abrazarla antes de su vuelta a brazos de Pachakamak.

    Ya en mi pecho de luto fallece el álito de mi alma,
    se asemeja al frío páramo yermo y mi corazón no sana,
    el aullar de lobos son yaravíes, que las praderas cantan,
    y en los pajonales, los curiquingues un adios danzan.


    Con tanto llanto caído, la yerba del prado crecía,
    alfombra de verde pasto, donde las reses mugían,
    verde lineal sobre rojo, el poncho roído de su Atanasio,
    me paré toda la noche ha recordarla, y aún no me sacio.

    ¡Aysss son los Delirios que de la herida me aquejan!
    trémulas horas que de repente sombrías me acechan,
    la veo embarcarse sobre el poncho del difunto marido,
    sacudiendo su melena de plata, en su último suspiro.

    ¡Juro qué mi tía aguerrida bella, muy bella era!
    Nos dió de su raza de bronce un pellizco de vida,
    teníamos leche fresca y tubérculos de cosecha primera,
    y un aleteo de Cóndor me recuerda su ya lejana partida.

    Me enseñó que el castellano no era mi lengua primera,
    -trajeron los viracochas salidos de alguna madriguera-,
    -decía- con su voz de Señora, de Koya, de Princesa,
    y después para mí ha sido en vano, baldía tanta espera.

    ¡Ayyy mi cielo se ha puesto negro tan de pena,
    y mi corazón ya es inútil de tan profunda tristeza,
    y ante el mirlo que lamenta una copla carnavalesca,
    se ablanda mi carne de venado herido de tanta queja.

    ¡Ay tía Lucha, bella mariposa de colores ya no vuelas!
    en los pajonales espíritus guerreros tu huella siegan,
    espectros sigilosos que con gran celo tu cuerpo velan,
    y arrastran en sus ponchos la última mies de tu siembra.

    ¡Ayss es mi grito de dolor y de lamento,
    y es mi triste canción la que aquí te presento!
    ¡Ay!
     
    #1

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