Versos que desnudan la piedra

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Décimas en heptadecasílabos. (7+10 (3-6-9))


Asumes que he aprendido de mujeres algún importante
misterio de la vida, pero no se me ocurre ninguno
más allá de caerme, levantarme y soñarme gatuno,
maullando en cada huida y lamiéndome el alma ambulante.
Así que, me resbala todo el rollo de poses y hombría
y me conformo solo con que sea verdad la agonía,
y que maten con saña quienes vengan a mí con navajas
camufladas en versos porque más de una vez, compungido
me quedé con las ganas de morir en la cama y herido.
Me mantengo a la espera, quizá sangre si aprietas y rajas.

Tampoco te confundas: si me muestro sin balas valiente
nunca es por valentía. Yo diría que llamo a las puertas
que se cierran de golpe porque sé que no están medio abiertas,
de ese modo aseguro no adentrarme por vicio inconsciente.
Mas no me faltan versos que desnuden la piedra o derriben
las defensas de santas que no saben vivir lo que escriben
y se esconden del mundo si la culpa o la dicha se asoma
detrás de la ventana con los cuernos del diablo en la cara
como si la mentira mayor fuese que no les gustara
mostrarse indiferentes en su rol de asesinas de broma.

 

¿Hay asesinas de broma? Entonces debe haber muertos de broma, lo mismo que hay muertos de risa...
No me hagas caso, Caperuzo, que son elucubraciones mías.
Saludos cordiales.