VI

No reniego de la vida,
sino de la forma en que me toco vivir;
No reniego de la tristeza,
sino de la forma en que siento la tristeza;
No reniego de la felicidad,
sino de la forma en que soy feliz;
No reniego del amor,
sino de la forma en que he sido amado;
No reniego de la muerte,
sino de la forma en que he de morir;
No reniego del olvido,
sino de la forma en que seré olvidado;
No reniego de mí país,
sino de la forma en que se vive,
en que se entristece, en que se es feliz,
la forma en que se ama, en que se muere,
pero sobre todo reniego de la forma
en que se olvida que somos hijos
de la misma tierra.

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Así son las cosas, habrá que despojarnos de todos aquellos males que nos hacen humanos a pesar de ello.