Viaje a Cantabria

Lechosidad incierta
en un amanecer brumoso,
húmedo manto de nubes
cubre mis envejecidos huesos.
Sobre las montañas
capa que tapa sus cimas,
lienzo de sueños de plata
tejiendo verdes de cien tonos.
Bajan y cubren, vaporosos,
corceles cual humo en hoguera,
bañando hierbas y hojas,
calmando la sed de la tierra.
Desfiladero de La Hermida,
grano de arena en el desierto,
me siento nada entre tus rocas.
Cantarina corriente,
el Deva me acompaña
murmurándome al oído,
entre grises y verdes, sus lamentos.
​

 

Sí Angel, se palpa la humedad al leer. Yo le llamo a esa niebla el rocío blanco, porque moja al respirar. Pero de ahí crece la belleza de esos parajes que en verano son paraiso de esperanza verde. El Deva sabe mucho de eso y bien seguro que se lo cuenta al mar...Te dejo estrellas y mi paz es una de ellas.
Vidal

 

Gracias Vidal, recien llegado apenas a estas calores, tus palabras me saben a gloria.

 

Hermosa dedicatoria a un hermoso paisaje. El Desfiladero, El Deva...las montañas brumosas y los mil verdes en las laderas...
Cuanto tiempo dejé pasar sin visitarte. Imperdonable.
Recibe un abrazo, Ángel.
Xosé.

 

Me encanta Angel, yo también recorrí el desfiladero de Hermida hace años y lo has descrito perfectamente. la misma sensación que yo sentí bajo sus cortes. Mis estrellas poeta.

 

Mi agradecimiento a ambos, Xosé, Manuel, es un placer leer vuestros comentarios.

 

Bucólico manifiesto de levedad, perfectamente comunicado. Luis

 

Me honras con tus comentarios.