Víctima del egoísmo

En la blanca nieve ensangrentada,
teñida de aquel rojo carmesí,
gemía de dolor una pequeña niña,
con su mirada perdida clavada en mí.

Herida profunda en el costado,
Mejillas rosadas ahora enblanquecidas
Yacía en la tierra, manchada, en soledad,
Inevitable era su trágico final.

Se aferra a la luz de la esperanza,
que con el tiempo se desvanecía.
Anhelaba desesperadamente,
que los tentáculos de la muerte,
nunca la atraparían.

Su dolor, sus gritos, sus sollozos...
Por el silencioso bosque se escuchaban,
No sentían remordimiento por ignorarla,
Aquellos que por su lado pasaban.

Monstruos que aquel bosque cruzaban,
sin ojos compasivos con los que
dirigirle la mirada,
gente invadida por su egoísmo,
que no ayudaban a aquella inocente alma.

La muerte finalmente hizo su llegada,
¿Pero cómo pudo aquella gente,
mostrarse tan indiferente
ante una muerte tan injusta y sanguinaria?

 

Me hiciste recordar un cuento de Hans Christian Andersen llamado "La vendedora de fósforos". Te dejo un enlace por si lo quisiseras leer: https://www.cuentosclasicos.org/2010/12/la-vendedora-de-fosforos.html

 

Querido César Guevar, agradezco el gentil comentario. ❤Desconozco el cuento que has nombrado, pero has despertado mi curiosidad para leerlo.