Victoriano Crémer

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Victoriano Crémer (Burgos 1906-León 2009), poeta, novelista y ensayista español. Nació en Burgos el 18 de diciembre de 1906, aunque siempre residió en León. Autodidacta, fue vendedor de periódicos, "mancebo de botica", tipógrafo, amanuense, locutor. Hijo de un trabajador de ferrocarriles del norte de España, Victoriano no había tenido una vida fácil. Pero entre sus cualidades destacan una tremenda capacidad de trabajo y el haberse sabido reponer de cada caída.
Durante la guerra, se libró de la muerte en varias ocasiones -casi siempre le salvó un cura- y tras salir de la cárcel fue uno de los fundadores de la revista "Espadaña", que dio cabida a los intereses de la llamada poesía desarragaida de posguerra y canalizó la lucha de toda una generación de poetas que encontraron en ella su medio de expresión.
En febrero de 2009, el escritor recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2008. Este galardón reconocía su trayectoria en el mundo de las artes, que inició con su primera obra, "Tendiendo el vuelo", que fue publicada en 1928.
El poeta y periodista obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1963 y el Premio Castilla y León de las Letras en 1994, y entre sus obras figuran "Nuevos cantos de vida y esperanza", "Libro de Caín", "Tiempo de Soledad" o "El último jinete", por la que mereció el Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma de 2008.

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CANTO TOTAL A ESPAÑA

II

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Más que verte, sentirte en las entrañas
y asistir al galope de tu voz en mis venas,
y rehogar el alma en tu aceite y tu lumbre
mientras los dientes mascan tu resollar de tierra.

Pero no basta tu nombre, aunque me azote
como un bosque de espadas violentas;
ni tu aliento abrasado, aunque derrumbe
mis tristes huesos de arena.

Que tu nombre, o tu aliento, o tu mirada
caminos son que al corazón te llegan;
partes crujientes de tu ser más hondo,
sosegados perfiles que te muestran.

(Así el redondo son, lejano y tímido,
no es la campana misma, ni la fiesta;
sino tu voz tan sólo,
su musical presencia).

Te necesito a ti España, toda;
cuarzo gigante, macizo bosque o piedra;
cielo total de corazones
en pena.

Te necesito España
unánime y entera
como el clamor del viento
sobre la mar inmensa.

No España tuya o mía.
¡España nuestra!
Geografía íntegra, trasvasada en halago
de materna entereza.

Porque todos son hijos de tu carne y tu sangre,
sueños de tu vigilia, cuchillos de tu vela...

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LOS CAMINOS DEL AMOR



Huele a soledad el campo
tan breve, tan sin sentido,
bajo un firmamento abierto
de par en par.
¡Apetito
de tierra sola, de tierra
desterrada, de caminos
que nunca llegan a Roma!

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La carretera es un río
enjuto que no se acaba
y que no tiene principio.

Pero la esperanza enseña
a creer lo que no vimos;
el aire, la luz, la música,
la palabra...

Desistimos
de andar mirando las cosas,
descubriendo los registros
concretos.

El alto cielo
nos orienta con sus guiños
fulgurantes.

Levantamos
la mirada y transcribimos
su fausta telegrafía:
«¡Para el amor no hay caminos!»

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