Vida

Por el proceso largo de mis años,

en que toda razón del fin aprieta,

consumo esta desdicha ya sin daños

en una vil tirana muerte prieta.


Mas ya aguardando el temeroso día,

que a día puesto mi alma ha de partir,

sin más dolor que la melancolía,

de la vida que queda sin vivir.​

 

Me ha gustado mucho, en mi caso comenzó a perseguirme de joven, siempre mordiéndome los talones. Así es la muerte de tirana, que no perdona ni a los jóvenes; la verdad, creo que no vale la pena esperarla, le gusta agarrar desprevenida a la gente. Un abrazo.

 

Certeras y sentenciosas cuartetas, FanÁngel, que dedicas al memento mori. Toda una advertencia para los más jóvenes. Un abrazo.

 

Siento oír eso, José Luis. Pero si has superado una enfermedad, en mi caso fue una leucemia, con veintiocho años (me salvé gracias a un trasplante de médula), la vida se convierte en un nuevo amanecer, y todas aquellas cosas mundanas en las que reparaba antes se convierten en nimiedades, cual hojas marchitas que se lleva el viento. Un abrazo, compañero

 

Muchas gracias, José Benito. Estos serventesios los escribí durante mi periodo de convalecencia, me salieron solos, así, de forma espontánea. Un abrazo

 

Gracias a ti, por haberlo compartido. Me alegro de que hubieras superado aquel trance. Otro abrazo.

 

Ojalá que hayas superado esos problemas, José Luis. Un abrazo muy fuerte.

 

Es algo similar lo que padezco, soy paciente trasplantado de riñón con una enfermedad genética: poliquistosis renal temprana. Con estas vivencias uno se aferra al optimismo, más cuando te dicen que la expectativa de vida es cincuenta años. Soy un optimista empedernido que trata de vivir a pleno el presente, sobre todo con fortaleza mental. Espero que todo marche bien en lo tuyo. Abrazos.

 

Cuando padeces una enfermedad potencialmente mortal lo único a lo que puedes aferrarte es al optimismo y la fortaleza mental. Ya no nos queda otra. En tu caso, si has tenido que pasar por un trasplante de riñón, es porque ya has sufrido las etapas más duras de la enfermedad (infecciones, diálisis, etc.) y tienes que seguir adelante siempre con el mayor grado de optimismo. No dejes que te influya lo que puedan decir médicos sobre tu esperanza de vida, pues esto no lo pueden saber nunca a ciencia cierta, más aún cuando muchas veces se basan en datos estadísticos absolutos y no relativos, pues cada paciente, según su historial médico o no, puede evolucionar de una forma u otra, y los médicos en realidad sólo son técnicos, pero nunca adivinos; así que, José Luis, en este sentido, no hagas caso a lo que puedan decirte. En mi caso tuve la suerte de que, tras las pruebas de histocompatibilidad que le hicieron a mi hermano mayor, fuese compatible para el trasplante. Gracias a esto sigo aquí. Eso sí, con controles médicos frecuentes para controlar que los niveles leucocitarios estén dentro de la norma.
¡Ánimo y no pierdas nunca esa fortaleza y ese optimismo!
Un fuerte abrazo, compañero

 

Es difícil no identificarse con estos serventesios, siempre nos queda la tristeza de lo que podríamos haber hecho y, por lo que fuera, no pudo ser. Más si cabe cuando el tiempo sientes que se agota...
Buen poema FanÁngel. Gracias por compartirlo.

Un abrazo.

 

Muchas gracias M.Á.M. por tu amable comentario. Un saludo

 

¡Un poemazo, FanÁngel!

He leído tu caso y de José Luis, y coincido con ambos en que no se debe
quedar uno pensando en lo que vendrá, sino por el contrario, dejar
de lado tales cosas y vivir plenamente cada instante que nos da la vida,
porque cada instante es un regalo maravilloso que no podemos
dejar de recibir con harta alegría_
Abrazos_

 

Muchas gracias, Lucio Esteban, por pasarte por aquí y dejar tan grato comentario. Un saludo, amigo

 

Inexorable fin. Un gusto leerlo.

 

Gracias por tu visita y por tu comentario, Luciana. Un abrazo